La película de culto “Blade Runner” cumple 30 años sin los replicantes ni las colonias espaciales anticipadas en la trama futurista de esta cinta considerada una de las obras maestras de ciencia ficción.
El filme dirigido por Ridley Scott y basado en la novela de Philip K. Dick, “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, se estrenó en Estados Unidos el 25 de junio de 1982, el mismo año que “E.T.: The Extra-Terrestrial”, “Star Trek II: The Wrath of Khan” y “Tron”, todas con mayor éxito comercial que “Blade Runner”.
“Pasó de fiasco a clásico sin haber sido nunca un éxito”, declaró Scott en una ocasión preguntado por el impacto del filme.
La cinta, protagonizada por Harrison Ford, Sean Young, Edward James Olmos y Daryl Hannah, entre otros, seguía los pasos de Ford que encarnaba al detective Rick Deckard o “Blade Runner” quien tenía que volver al servicio para dar caza a unos robots de aspecto humano llamados replicantes que se habían rebelado tras tomar conciencia de sí mismos.
Esos replicantes, que formaban parte de una colonia espacial, regresaron a la Tierra con la intención de encontrar a su creador y, tratados como delincuentes, terminan por demostrar tener más humanidad que sus fabricantes.
La historia transcurre en la ciudad de Los Ángeles en el año 2019, una fecha que en 1982 sonaba a ciencia ficción y que ahora, se queda corta para albergar ese sombrío y lluvioso futuro en el que se convierte la casi siempre soleada ciudad californiana.
El rodaje fue complejo, no exento de tensiones, y su debut fue poco prometedor.
La versión original, la más oscuras de todas, no funcionó bien con el público en los pases previos realizados en varias ciudades de EE.UU. por lo que Scott aceptó alterarla para dejar un sabor de boca más vitalista.
En la primera “Blade Runner” se insinuaba que el personaje de Ford era también un replicante, algo que el director confirmó en el año 2000.
En total, a lo largo de los años Scott montó cinco versiones diferentes del largometraje, la inicial, la versión oficial de 1982 en EE.UU., una para los mercados internacionales ese mismo año, la llamada “del director” de 1992 en la que se eliminó el final feliz y la conocida como “montaje final” publicada por el 25 aniversario.
“Blade Runner” fue uno de esos casos de producto adelantado a su tiempo, heredero de títulos como “Metropolis” (1926) de Fritz Lang, y cuya influencia se dejó notar en sagas como “The Matrix”, la más reciente de “Batman”, o películas como “Minority Report” y “Prometheus”, por citar algunas.
El filme de Scott se enmarca dentro de la tendencia artística del llamado “ciberpunk”, muy popular en los años 80, y su influencia traspasó la pantalla hasta el punto de que la película es un tema de análisis por la arquitectura de los edificios que se muestran y sus replicantes son una referencia para los científicos expertos en robótica.
Otro de los legados de la película fue su inconfundible banda sonora compuesta por el griego Vangelis que tampoco tuvo éxito inmediato y tardó 12 años en ser comercializada como un disco.
“Blade Runner” nació con idea de ser una saga aunque el proyecto nunca tomó forma tras su pobre estreno, algo que la productora Alcon Entertainment se ha propuesto subsanar en los próximos años en colaboración con Ridley Scott, quien ha asegurado que dirigirá una secuela que no se centrará en el personaje de Harrison Ford.