Llego el momento de matricularme y sin más novedad, lo hice, no era complicado, ya que tenía dos títulos de FP2 y elegí el de mayor nota, algo que hacía que fuera casi imposible quedarme fuera o sin plaza. Me hice, como aquel que dice, la promesa de centrarme en este título, sin más, dejando de lado las tentaciones y distracciones externas, que sabía que podían llegar. A punto estuve en verano en caer en un proyecto interesante y que con mis conocimientos, podría darle un gran impulso, pero al final, me decante por ser sensato y centrarme en el futuro próximo que se iniciaba en septiembre.
Cuan equivocado estaba. Fue allá por finales de noviembre, primeros de diciembre, cuando me llego una noticia, que enviaría todo a tomar por saco. Aquello que me prometí, se iba a incumplir, irremediablemente. Me llego la oportunidad, tan deseada, de realizar un curso, para después poder ser docente, algo que me interesaba y que había buscado hasta la saciedad, bueno, mas bien, me apunte como una decena de veces a CCOO para hacerlo, pero nunca supe nada más.
Mediante un conocido o amigo, eso ya es un tanto irrelevante, el definirlo, que conocía mi interés de primera mano, porque se lo dije, me llego la oportunidad de realizar dicho curso, además, se me acoplaba perfectamente, ya que era por la mañana y el otro era por la tarde. Inmejorable, o eso parece. Aunque parezca algo bueno, tras más de cuatro meses de curso y quedando, aproximadamente un mes y medio, más o menos, de curso, he atravesado muchas dificultades, tanto es así, que he estado al borde del abismo.
Veo muy posible, como esa época han sido las dos peores semanas de mi vida y me las he llevado conmigo, ya que eran mi problema. Tal es así, que los fines de semana eran estudio y pasarlo mal, pensando. Llego un punto de inflexión, en el cual, me dije a mi mismo, que si alguna asignatura se quedaba por el camino, lo que se terminaría quedando en el camino, es el título, ya que me marcharía. Había hecho mucho, pero tropezar, me hubiera hecho caer.
Si, es masoquismo y lo sé perfectamente, pero este texto plantea un aspecto más, el del futuro. Si bien, ahora mismo no tengo tiempo casi ni de respirar, ya estoy planteando o planificando el verano, con varias ideas, además, de elaborar un proyecto personal que me ilusiona, pero, para rematar el festival, ayer, me hablaba un amigo, con el que jugué a futbol americano y nos conocemos. Me lanzo una propuesta, el ser el ‘reportero’ del equipo que forme parte. ¿Os podéis imaginar la respuesta, no? Lógicamente, acepte, planteando la problemática, pero ofreciendo opciones y posibilidades. ¡Que cafre soy!
Aunque el futuro es incierto y más bien oscuro, hace falta una buena linterna para ver el final o bien, optar por coger las maletas y buscar la luz en otra parte. Somos esos grandes olvidados, insultados y apaleados. Me gustaría decir que somos una mayoría los trabajadores y formados, más que de sobra, pero al final, la sensación que uno tiene es la contraria. Cada uno crea lo que quiera, pero al final, los buenos talentos (conozco a más de uno), se terminan marchando fuera o se les reconoce mas el trabajo fuera de nuestro país que en casa, sobre todo, porque hay un miedo sistémico a la novedad y una cerrazón social. Es una falsedad, porque lo nuevo, es lo que tenemos que apostar y no quedarnos en unas raíces, que están muriendo. ¿Qué pensáis vosotros?