Blog 156: Un absurdo origen

Publicado el 16 junio 2015 por Baurk @d3rbaurk

No sé cómo me ha llegado este flash de un hecho que ya tenía olvidado, de un elemento del pasado que tan buenos momentos, en su día, me hizo vivir. Ni mucho menos es un objeto complejo ni nada por el estilo, al contrario, es un elemento sencillo, pero que aporto grandes dosis de risas y de fiesta en mi pasado. Tiene una historia cuanto menos curiosa y paso en una gran época de mi vida. Su historia es cuanto menos rara y una elección diferente, quien sabe si habría escrito otro camino. Antes de meterme de lleno, debo decir que ha sido esta mañana cuando ha llegado a mi memoria ese inolvidable objeto. Estaba yo escuchando una vieja sesión de la Sala Metro cuando ha venido a mi cabeza. Para quien no sepa que es la Sala Metro, es una discoteca, que hoy en día ya no existe como tal y que fue un referente de una época, sin duda, genial.

Una camisa. Ese objeto tan mítico, es por decirlo de alguna manera, una simple camisa, que hace tiempo que dejo de estar en mi vida, pero de la que guardo un gran recuerdo. Su historia ya empieza siendo un poco loca. Fui de compras con dos amigos al centro comercial que hay en el pueblo de al lado. Buscaba unos zapatos deportivos, algo que fuera cómodo pero sin gastarme un dineral. Así que fuimos a una tienda y mirando por allí  encontramos una zona donde había camisas y todo tipo de ropa más de vestir. Ahí encontramos  esta mítica camisa, aunque no estaba sola.

Más o menos como esta, pero formato camisa, con las mangas y la parte traseras en el mismo azul

Había diferentes camisas que molaban, entre ellas la que elegí. Era una camisa azul, aunque tenía una peculiaridad, en la parte delantera, tenía la bandera del Reino Unido, aunque la competencia era feroz, ya que había una camisa de tono amarillo con piñas grabadas que parecían granadas de mano. Finalmente me compre la del Reino Unido, por atención, solo 5€. Creo que es una gran inversión, quizá, una de las más rentables de mi vida, porque ni os imagináis el juego que llego a dar esa camisa.

Fue el inicio de un momento muy loco. Esa época era de mucha fiesta, de salir mucho para mí y se convirtiendo en el paradigma de la fiesta esa camisa. Desde el primer momento la lio. Muchos amigos cuando me vieron aparecer con esa camisa, sin saber nada, lo fliparon bastante y les gusto, además, que era ideal para conversar con chicas, en plan ‘¿Qué te parece esta camisa?’ o bien, ‘¿Te gusta la camisa de mi amigo?’, entre otras muchas.

Ni sé cómo se convirtió casi en una obligación el salir con esa camisa. Una de las noches decidimos ir a la Sala Metro y creo que fue una de las noches de más desfase de mi vida. Teniendo la suerte de no conducir, me plante en el botellón y puse toda la carne en el asador. Ya dentro, de fiesta, os podéis imaginar que una camisa así, no pasa para nada desapercibida.  Creo que con esa camisa me creía prácticamente indestructible. Tanto es así, que una noche, dándolo todo como alaguna vez hacia, en el podio de la Sala Metro, solo porque mis amigos se habían ido al baño, me paso el hecho más aleatorio de mi vida.

Estaba tan tranquilo y se me pone al lado un chavalín, que me llegaba por el pecho (mido 1.75 escaso) y me empezó a empujar. Supongo que para hacerse el chulo delante de sus amigos, me empezó a vacilar. La cosa fue que me dijo que me bajara, que ese era su pódium y que si no lo hacía me rajaría. No logre evitarlo y me partí de la risa delante suya. Solo le pude decir ‘¿Tu a mi?’ y seguir riéndome.

Seguía insistiendo en vacilarme y al final le dije que si no se largaba, le metería una ostia, cansado ya de la situación, pero riéndome. El parecía no querer irse, hasta que aparecieron mis amigos y ya vio que la situación le sobrepasaba, así que al final, se comió sus palabras y sobre todo, su orgullo y se largo. Todo esto con la camisa puesta, en medio de la Sala Metro, con la peña flipando con la situación y mis amigos, viendo la escena incrédulos mientras entraban. Grandes momentos.

Lejos de estas anécdotas, fueron grandes momentos, la verdad. Creo que esa camisa, de la que ya ni me acordaba, se merece un recuerdo por mi parte. Vaya momentos. Todo empezó de manera casual, buscando otra cosa y lo que dieron de sí 5€ en aquel momento. Vaya risas.