—…Fue falsa…solo buscaba un tema de conversación que fuese interesante…
—¿Interesante?
—No tengo…o mejor dicho…nunca he tenido experiencia con mujeres…ya sabes…
Me incorporé apoyando mi cabeza sobre un solo brazo.
—Por lo que entiendo entonces… ¿eres virgen?
—Si…así es…—dijo con la cara enrojecida. Lo miré con ternura.
—¿Y porqué nunca me lo dijiste?
—Me daba verguenza…
—¿Estaban ciegas las chicas de Boston?
—No fue por falta de candidatas—dijo Rohit pícaramente
—Entonces ¿porqué?
—Me estaba reservando para la mujer que amo…
Por alguna razón que solo el amor puede explicar, sus palabras se me antojaron la declaración más apasionada que jamás había escuchado y esa memorable noche, entre besos y caricias, Rohit aprendió a amar y yo aprendí a confiar.
Al día siguiente partimos a las islas Andaman, uno de los destinos turísticos más populares del país. Nos hospedamos en un elegante hotel cinco estrellas rodeado de exuberantes palmeras, arenas blancas y aguas cristalinas ocupado en su mayoría por parejas recién casadas. Desayunos a la habitación y paseos a media tarde fueron nuestras rutina durante una maravillosa semana. Un día antes de partir, mientras tomábamos cocteles a la sombra de un cocotero, Rohit recibió una llamada de su familia y pude percibir la preocupación en su rostro.
—¿Sucede algo?
—No, nada importante Cami…
Mi sexto sentido permanecía activado desde hacía mucho tiempo con mi recién estrenado esposo y algo me decía que las cosas no andaban bien…
La ronca voz del piloto anunciaba turbulencia en el vuelo de regreso. Rohit tomó el folleto de ventas en el avión y decidió comprar algunos presentes para toda la familia. Ofrecí ayudarle en la escogencia para las damas.
—Hay que ser cuidadoso al seleccionar cada regalo—dijo Rohit
—¿Porqué?
—Es…difícil de explicar cuando no eres Indio…indiferentemente de tu estado financiero, debes llevar regalos al regresar a casa y especialmente debes saber elegir cada cual sin herir sensibilidades.
Fruncí el ceño confundida mientras Rohit me miraba divertido.
—Por ejemplo, no puedo darle a mi hermana un presente más costoso que al de mi abuela ya que se sentiría ofendida. A su vez, el regalo de Anjana no puede ser algo demasiado barato. Luego, el regalo de mi madre no puede ser el mismo de abuela o Anjana…
—Mmm…creo que entiendo, algo así como por orden jerárquico—dije arqueando las cejas.
—Digamos que si.
—Bien…¿qué te parece esta hermosa pañoleta de seda para tu abuela, un exquisito perfume para tu madre y un set de maquillaje para Anjana?
—No, la última vez le llevé a mi madre un set de maquillaje, no puedo darle a Anjana algo que ya le dí a mi madre.
—¡Dios mío! Esto se asemeja más a una misión diplomática en Pakistán que al simple placer de llevar regalos—dije bromeando mientras nos desternillábamos de risa.
Llegamos a la casa del río a la hora de la cena. Nalini nos recibió vestida en un elegante sari y con una lámpara de aceite encendida haciendo círculos a nuestros alrededor ejecutando la ceremonia del aarti, cuyo propósito era alejar los malos espíritus. Posteriormente pasamos a la mesa donde se sirvió una suculenta cena. Fui a buscar los regalos mientras todos esperaban en el recibidor. Nadie abrió los paquetes en ese momento y pude percibí de nuevo la preocupación en el semblante de Rohit.
—Creo que debemos hablar—dijo Nalini en tomo imperativo
Me senté al lado de Rohit mientras miraba atentamente a mis suegros.
—Camila, ahora eres parte de la familia y tomando en cuenta que viviremos por largo tiempo bajo el mismo techo pienso que debemos aclarar varios puntos referente a tus deberes y funciones como esposa.
Miré a Rohit confundida pero él tenía la vista fija en su madre.
—Asi es hija—confirmaba Anil
—¿Hay algún problema?—pregunté
Nalini cruzaba la pierna mientras tomaba un sorbo de té
—Claro que no. Hasta ahora has permanecido como una invitada y no queríamos importunarte hasta que se casaran. Supongo que habrás sabido aprovechar todo este tiempo para aclimatarte con el entorno…
—Supongo que si…—respondí
—Muy bien…quisiera comenzar con tus hábitos alimenticios…como bien sabes todos somos vegetarianos. No te he dejado entrar a mi cocina ya que las comidas que consumes no se ajustan a nuestras creencias…es decir, no compaginan…
—Si, Rohit me lo ha explicado
—Pues bien, creo que por el bienestar de todos, deberías considerar convertirte en vegetariana y así evitaríamos muchos inconvenientes futuros…
—Pero…—Nalini me interrumpió y continuó hablando
—Es importantísimo que aprendas a preparar las comidas…¡imagínate! ¿Qué esposa Hindú no sabe cocinar?
—Pero claro que sé…
—Luego está el asunto de tu vestimenta…
—¿Mi ropa? ¿Qué tiene contra mi manera de vestir?
—Nada particular Camila, es sólo que hay ciertas reglas de etiqueta que debes cumplir…de lo contrario ¿qué dirán nuestros amigos? Por ejemplo, debes utilizar la dupatta* sobre tus hombros encima de las blusas, al menos al salir a la calle. Luego, el uso de faldas no es muy apropiado en esta región…nada de piernas al descubierto…
—Un momento Nalini, con todo respeto…
—Camila…deja que mi madre termine por favor—intervino Rohit
No podía creerlo…¿Rohit la apoyaba? Lo miraba incrédula.
—También deberías considerar levantarte un poco más temprano en las mañanas y practicar el yoga…es muy bueno para tu salud…
Opté por quedarme callada, ya luego hablaría con Rohit a solas.
—Delante de las visitas debes llamarme mamá, no quiero que nadie piense que no nos llevamos bien, ya luego en privado puedes llamarme por mi nombre.
Hablaron y hablaron por horas hasta de nuestros futuros hijos y la conveniencia de tener un hijo varón, como si yo pudiese seleccionar el sexo con una varita mágica. Una vez terminada la lista de exigencias nos retiramos a nuestra habitación. Nalini había arreglado el cuarto de Rohit como recámara matrimonial. La cama estaba vestida con un delicado tendido bordado en color blanco el cual contrastaba con los pétalos de rosas rojas esparcidos a lo largo de la habitación. Me hubiese parecido un detalle romántico en otra ocasión de no haber sido por la incómoda conversación que habíamos tenido. Rohit salió del baño usando sus pijamas mientras yo me retiraba el maquillaje frente al tocador.
—¿Y bien?—pregunté—¿que parte de la historia me perdí?
—Cami…lamento mucho…
—Rohit, no quiero tus lamentos, vendría bien un poco de sinceridad…
Rohit se sentó en el borde de la cama cabizbajo mientras yo cepillaba mi cabello.
—Me he quedado sin trabajo…
El cepillo resbaló de mis manos.
—¿Cómo? ¿Qué pasó?
—Simplemente desaparecieron…
—¿Quienes?
—Los inversores del proyecto…tomaron el crédito del banco…comenzaron las obras pero nunca las terminaron…se fugaron con el dinero.
Lo único que vino a mi mente en ese momento fue aquella fiesta en Nueva Delhi y aquellas voces.
—¿Y la policia? ¿Los denunciaron?
—No tiene sentido, no pasará de una denuncia.
Me quedé pensativa por unos instantes.
—Siempre puedes conseguir otro trabajo…yo también puedo trabajar…debería llamar a Kalya y…
—Cami, Cami…eso no es todo…—interrumpió Rohit
—¿Hay más?
—Si, la peor parte…
Ya comenzaba a asustarme.
—Verás, mi sueldo era muy bueno…tal vez demasiado bueno para ser verdad…y en vista de ello, pedí un préstamo al banco…
—¿Un préstamo?
—Para la boda…
—Pero me dijiste que tu familia…
—Si claro, mi familia me ayudó…hipotecando la propiedad para obtener el préstamo…
Posé ambas manos sobre mi cabeza.
—¿Y ahora?
—Ahora debo conseguir un trabajo, pero tal vez tomará mucho más tiempo pagar el préstamo, así que nuestra estadía aquí será un poco más larga de lo planeado…
Me levanté impulsivamente y comencé a caminar de un lado a otro.
—¿Quiere decir que el discurso de tus padres fue premeditado?
—¡Camila, debo agradecer que tengo el apoyo de mi familia y un techo donde vivir!
—¿El apoyo de tu familia? ¿No crees que hubiese sido más sensato consultar con tu futura esposa antes de gastar esa millonada sin sentido en una boda?
—Nuestra boda…
—¡Querrás decir la boda de tu madre!…¡nunca estuve de acuerdo con ese gasto desorbitante!
—Por favor…no levantes la voz.
—¿También está prohibido discutir en las reglas de esta casa?
—Camila debes entender…
—¿Entender? ¿Hasta cuando soy yo la que debe entender? ¿Cuando vas a reconocer que tus sagradas tradiciones no se ajustan a nuestra realidad financiera?…¡encima de eso ahora debo vivir quién sabe cuanto tiempo en un campo de concentración dirigido por los caprichos de tu madre! ¡Menuda bienvenida!
Me parecía irreal estar allí en ese momento. Entré al baño, pasé el cerrojo, me senté en el suelo y comencé a llorar. Rohit tocaba la puerta y le pedí que no insistiera, necesitaba estar a solas. Me calmé pensando en una solución viable, lamentablemente escaseaban las ideas. Me acosté a dormir pasada la medianoche ilusamente pensando que encontraríamos una solución a corto plazo.
Nakusa era una mujer de mediana edad nacida en una barriada de Mumbai. Su nombre era muy peculiar, significaba “no deseada”, como las miles de niñas que nacían a diario en la India sin ser bienvenidas al mundo por representar una pesada carga para sus padres a la hora del matrimonio. Había enviudado muy joven y los dioses no habían querido que tuviese hijos. Consideraba un gran privilegio trabajar en una casa decente sin tener que correr la suerte de la mayoría de las viudas abandonadas a su suerte en las mugrientas calles. Vestía coloridos saris de algodón que dejaban ver su robusta figura y siempre parecía estar ocupada en las labores domésticas. Esa mañana me levanté más temprano de lo habitual y Nakusa me recibió con una cálida sonrisa ofreciéndome una deliciosa taza de té. El agudo sonido de la olla de presión a las cinco y media de la mañana retumbaba en cada rincón de la casa. Sentada en el suelo de piernas cruzadas cortaba hábilmente las cebollas, mientras secaba las lágrimas con un borde del sari. Una vez terminada su tarea colocó en una vasija diversas verduras y se sentó frente a mi pronunciando cada una por su nombre mientras yo repetía como una niña en el kindergarten.
—Piaaaaach—decía exageradamente mientras sostenía una cebolla en alto.
—Laaasam—pronunciaba señalando un ajo.
—¡Que grata sorpresa!—dijo Nalini a mis espaldas entrando a la cocina—ya veo que comienzas a tomarte en serio tu nuevo rol…
—Buenos días Nalini—respondí con mi mejor sonrisa
Mi suegra comenzó explicándome el uso de cada utensilio de cocina. Las comidas diarias estaban compuestas por lentejas, arroz, vegetales cocidos en salsa y rotis. Al preparar los vegetales cocidos era común freír previamente el comino en semillas y luego agregar las especias en polvo que se disolvían en grandes cantidades de aceite hirviendo. Los rotis, una vez preparados, se untaban con ghee o mantequilla clarificada. De acuerdo a las creencias ayurvédicas, los alimentos consumidos debían en lo posible representar diversos sabores como dulce, agrio, salado, amargo y picante. Algunas comidas se consideraban “calientes” o “frias” y según sus creencias, ciertos alimentos se debían comer en ciertas temporadas o a ciertas horas del dia. La prohibición del consumo de yoghurt en la noche era un ejemplo muy común. También relacionaban el consumo de ciertos alimentos a las emociones como por ejemplo que las cebollas, el ajo y la carne incrementan el deseo sexual; el té y los chiles no permiten que la mente descanse y las comidas agrias no eran buenas para el autocontrol.
Los días siguiente, con la ayuda de Nakusa, me fui familiarizando con las labores domésticas. La mayor parte del tiempo entendía todo lo que trataba de decirme, pero obviamente me hacía la desentendida. Poco a poco fui dejando mis hábitos carnívoros, aunque consideraba muy grasosa la preparación de ciertos platillos. La menuda mujer sonreía cada vez que cometía un error e inmediatamente me corregía llamándome siempre bahu*.
Una tarde recibí una llamada de Kalya disculpándose por no asistir a la boda. Charlamos largo rato aprovechando la ocasión para ponerla al día con mi situación actual.
—No me sorprende—trataba de consolarme desde el otro lado del hilo telefónico
—!Lo peor es que me siento inútil! por otro lado, aún no tengo estatus legal para trabajar…
—Así lo tuvieses, ¿qué puedes hacer en ese pequeño pueblo?…y… ¿que piensa tu Rohit?
—Honestamente, bastante preocupado se encuentra buscando un empleo.—contesté apoyando ambas piernas contra la pared
—Creo que tal vez podría ayudarte…
—¿Hablas en serio?—dije mientras me incorporaba
—No te emociones pero casualmente hace unos días un colega buscaba un corresponsal que hablara español para un diario de España…pero tendría que preguntar de nuevo y ver cuales son las condiciones del empleo.
—¡Sería fenomenal! ¿Te imaginas que pudiese trabajar?
—Por supuesto, y dime, ¿comenzaste a tomar las clases de hindi?
—Claro que si…aunque debo confesar que con los preparativos de la boda las tengo abandonadas…pero he practicado mucho con la lectura del diario…
—¿Cual diario?
—¡Ups! disculpa, nada importante—le dí un giro inmediato a la conversación—es divertido comprender lo que dicen de mí, aunque a veces siento un cargo de consciencia por mentirle a Rohit…
—No tienes porque sentirte así Camila…tampoco verlo de esa manera…si somos justos, él no ha sido del todo sincero contigo…
—Eso pienso en ocasiones…—contesté pensativa
—¿Cómo van las relaciones con tu suegra?
—Humm, digamos que mantenemos una relación cordial…hasta ahora he accedido a sus caprichos por suavizar la situación y no importunar a Rohit en este momento, pero a veces se pone pesada con el tema del vestuario. ¡En estos días se apareció con un lote de trajes en combinaciones imposibles los cuales me rehusé a usar!…¡un conjunto amarillo con rojo más parecido al traje de un payaso que a un traje de mujer!
—¿Y cómo reaccionó?
—¡Todo un drama! …siento que cada vez que tenemos diferencias exagera para llamar la atención…
—Es bastante probable tu teoría…pero debes armarte de paciencia…no estás sola en esto ni tampoco se debe a que seas extranjera…tu drama es el mismo de millones de mujeres que acaparan los titulares en las páginas de sucesos.
—Si, lo sé…¡me indigna ser una estadística! Lo más triste es que toda mi vida me esforcé por ser independiente y fíjate que ironías tiene la vida…¡casarme para terminar viviendo con mis suegros!
—Lamentablemente en India el matrimonio necesita más que amor…
—¿Porqué?…si el amor es esencial en cualquier matrimonio.
—Aquí se cree que el amor llega después, incluso después de la llegada de los hijos…
—No puedo creer como prevalecen unas tradiciones tan anticuadas ante el sentido común
—¿Quieres saber mi opinión personal? Pienso que en la gran mayoría de los matrimonio arreglados, las parejas no llegan a amarse…con el paso de los años llegan a tolerarse. Conozco muchísimas mujeres que son infelices con el hombre que sus padres seleccionaron, desafortunadamente no pueden hacer nada…
—¿Y se someten a toda una vida de desdicha?
—Así es…piensan que no tienen más opciones…
—¡Que triste!…en fin…ya veremos cual será el desenlace de mi historia…
Al colgar recordé cuándo añoraba mi autonomía sin perder la esperanza que llegarían tiempos mejores…
Otro problema que enfrentaba a raíz de mi nuevo estado civil era el control de mis escasas salidas. Nalini demandaba saber a dónde iba y a que horas regresaba lo cual me parecía sumamente embarazoso.
—¡Tu madre es asfixiante!
—Camila por favor, todo lo que pido es paciencia.
—¡Y yo pido respeto para no perder la paciencia! ¿No te parece suficientemente frustrante tener ahora un detective siguiente mis pasos?
Así comenzaban nuestras conversaciones cada vez que Rohit regresaba de la calle luego de atender las entrevistas de trabajo.
—No quiero que te hagas ilusiones pero al parecer hay una oportunidad en un hospital en Delhi, no es nada seguro…
Mi rostro se iluminó de felicidad por breves segundos…
—Pero no sería posible que vinieses conmigo al menos en principio…ya que ofrecen acomodo sólo para una persona.
—¡Donde caben uno, caben dos!—dije con determinación.
—No sé si mis padres lo aprueben…
Por primera vez miré a Rohit con gesto amenazante
—Nunca he querido llegar a estos términos ya que soy una persona consciente…¡pero tu madre saca de sus casillas hasta el ser más tolerante! …si tu te vas y yo me quedo no sé si la pueda seguir aguantando…
—Tranquilízate, no nos adelantemos a los hechos…
Gradualmente comencé a aborrecer la vida que llevaba. Por primera vez comencé a dudar seriamente de mi decisión. Cada día me levantaba más desmotivada que el día anterior. Mis disputas con Nalini se hacían cada vez más frecuentes, al punto de dejar de dirigirnos la palabra por días enteros. No soportaba su presencia, menos aún que tratara de dirigir mi vida. Dejé de mostrar interés por las actividades diarias y pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en mi cuarto. Rohit trataba de sobrellevar la situación de la mejor manera posible hasta que finalmente llegaron las buenas noticias.
—¡Comienzo en una semana en el hospital de Nueva Delhi!
—¡Dios ha escuchado mis suplicas!—dije con profundo júbilo en mi voz
—Pero aún debes ser un poco paciente, al menos hasta establecerme, no puedo llevarte conmigo por el momento.
Aunque no simpatizaba con la idea, el solo hecho de obtener el trabajo planteaba una esperanza de salir de ese lugar. Días después acompañé a mi esposo al aeropuerto albergando firmemente la esperanza de estar juntos y felices en poco tiempo…
GLOSARIO DE TERMINOS:
*Dupatta: es una larga bufanda multiusos esencial en el vestuario de las mujeres del sur de Asia.
*Bahu: esposa.
Continuará…
Historia de Ficción original de:
Lorena Mena
Ilustraciónes:
Lorena Mena
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