Estoy blogueando desde mi Raspberry Py. Principalmente porque puedo hacerlo. La Raspberry Py,por si no lo sab’eis es un ordenador semejante en dimensiones a un tarjeta de las de los bancos. Se alimenta con un cable microUSB, se conecta –en mi caso– a un televisor v’ia HDMI y mediante Bluetooth a un teclado y rat’on. El teclado va conforme a las normas del Reino Unido, por si no os hab’iais percatado.
No tiene disco duro, sino que le metes un tarjeta SD con el sistema operativo que quieras. Ahora mismo estoy trabajando con una versi’on de Debian Linux preparada para el chiquit’in, pero sin miedo, tampoco es tan horriblemente dif’icil, que lo entiendo hasta yo. Tambi’en ten’eis la posibilidad de instalarle otro sistema operativo, si os da por ah’i.
Es algo m’as lento que mi Mac, en cuanto se mete en el escritorio de WordPress, pero esa no es su funcion. La idea es que puedas programar por unos 35 d’olares o algo as’i. Y no solo eso, tambi’en pod’eis crear vuestros robots. S’i, he dicho robots y circuitos sin miedo a cargarte nada. Total, lo peor que puede pasar es que tengas que sacar es que pierdas unos pocos euros.
Viene con una pastillita de GPIO, que es donde est’a toda la magia. Parece un peine y cada p’ua puede conectarse a casi cualquier otra cosa. Lo que significa que puedes hacer un programita en Python, que es de los m’as sencillos, y decirle a un brazo robot que se mueva. O a un rover hecho de lego, literalmente.
Tambi’en tiene Python de serie y un entorno de programaci’on gr’afica para que los ni;os se hagan sus propios juegos. Yo de momento estoy encatado. Ya os contar’e m’as.
Eso s’i, con un teclado configurado como Dios manda.