Revista Diario

Boquitas Pintadas

Publicado el 01 octubre 2019 por Kanguro19

¿Porque? Es la pregunta al que las respuestas que tengo, (di, daré), nunca serán suficientes por sinceras que sean.

Presión, noventa porciento. Proteger de esa presión un diez. No se entiende ni entenderá. Entorno, inmadurez, cobardía… COBARDÍA (diría un cien).

Mis letras, palabras, poesías… el blog me pertenece, pero no es mío. No hay respuestas en ellas son todas declaraciones, penas, la utopía.

Iba a decir como los superhéroes, pero mucho más parecido al villano tras mascaras me oculte buscando, desesperado, porque no olvide, intente por todos los medios ver, preocupado –bien- de eso: “Luego la vida me enseño a saber diferenciar los problemas y a saber reconocer las vueltas del destino.”. Lo supuse al principio, luego la certeza me alegro, Siempre algún amigo, vicepresidente, trasmitió ante alguna consulta la información del bienestar y felicidad con la fidelidad a ambos de no más que eso.

Boquitas Pintadas, Falucho, ¡los libros!… todo, cada verso que hoy escribo lleva en el fondo saladas bases (ej. “Siempre tuya, por extraña que te sea”). Transitando Ruta 2 siempre llevo la vista a “El Tejado”, cada vez que digo mar, playa, arena.

La plaza, la lluvia, taos. No olvido. Duele. Boquitas Pintadas

Pero ¿Por qué? Es la pregunta a la que las respuestas que tengo nunca le serán suficientes por sinceras que sean. Aunque no conformen las respuestas –y de poco sirvan-, aunque no las haya, en  “en las letras, en tus (mis) palabras” estas. Es increíble.

Las veces que por las calles que transitó “Alfonsina” cruce tus sombras (digo sombras por la certeza de tu lejanía) volteaba y la realidad noqueaba.

De igual manera, es cierto, las vueltas del destino. La vida. Convivir con los errores y entender… ¿que? Que como en “elige tu propia aventura” cuando errabas el camino y, la siguiente página, no era la mejor historia podía corregirse con la próxima elección (que sin ser la mejor) trajo UN brote de luz que lleva aquel nombre y aquí me ato y me aferro al verdadero amor fraternal del hijo.

Pero olvidar, jamás, utopía.

Hace unos días terminaba una de mis poesías:

Esta nostalgia de no tener mar, no tener olas, ni arena, ni brisa…

Ni tus rubios pelos entre mis dedos, ni tu tostada piel frente a mí.

Solo queda el recuerdo de todo aquello que no es hoy…

Que terrible sensación,

Esta nostalgia, no solo la nostalgia…

(con la necesaria obligación de disfrazarte, “entendible”)

Que esos dedos nunca dejen de escribir pues dejaron las mejores líneas que alguna vez leí, sean flores, sean balas, siempre dejan “cicatriz”.

Por último, la indiferencia del “pendiente” duele y estoicamente lo seguiré soportando, a veces enmascarado intentare, aunque entiendo que no hay mascara que me oculte pues siempre indiferente. No puedo pedir absolutamente nada, obviamente no lo hago.

Y bueno, aquí estoy, recordando.

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