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Rebautizados en su denominación y trasladados en la práctica. Los Nets abandonaban un penoso pasado reciente en New Jersey para buscar la gloria en New York incrustándose en el populoso barrio de Brooklyn. Decisión tomada por el entonces dueño de la franquicia, Bruce Ratner, en base a una premisa empresarial y económica importante: Brooklyn ofrece un amplísimo nicho de mercado entre los aficionados, deseosos de contar con equipo de basket, siendo un producto más vendible que en la por muchos denostada ciudad vecina. Desde que los Dodgers cambiaron Brooklyn por Los Angeles a finales de la década de los 50, ninguna atracción deportiva había captado el tiempo y atención de los cerca de tres millones de habitantes de este trozo de New York. Se estrenan colores oscuros en la equipación y la moderna cancha, que sirven de escapate a un roster remozado a fuerza de talonario, donde la estrella europea Teletovic no encuentra un hueco por el que asomarse. Eso sí, se debe tener presente el horrendo inicio de campeonato de Mirza con porcentajes de tiro dignos del rookie más desnortado.
Anoche se produjo el choque de franquicias neoyorkinas, igualado como los buenos derbis, con final electrizante como los buenos vinos. Nets derrotaron a Knicks y se colocan en paralelo en el casillero de victorias/derrotas. Los del Madison pierden fuelle tras un comienzo de curso fulgurante y sus conciudadanos de más allá de Manhattan van de menos a más, con sus principales valuartes sanos y su quinteto estrella esperando a que termine de hacer efecto el pegamento.
El pívot Brook Lopez, veterano "Net" que va ascendiento desde los infiernos, vaticinaba una pelea por el título esta misma temporada. Es complicado jugar a visionario, teniendo en cuenta el nivel parejo de gran parte de los equipos este año, pero sí que podríamos incluir a Brooklyn como aspirante a comerse la tostada fría y tarde. La competición será larga, y entrarán en juego las lesiones, desajustes, desavenencias y problemas con entornos peligrosos. No sé si Lopez está en lo cierto, aunque es perfectamente plausible pensarlo observando a sus compañeros de vestuario. Es indiscutible eso sí, que se abre nueva vía en el futuro de la NBA, si se hacen bien las cosas en el Barclays Center.