Brújulas que buscan sonrisas perdidas
de Albert Espinosa
Suelo llorar con las películas y los libros. Incluso con
canciones. Bastan las palabras o las imágenes adecuadas y me convierto en las
cataratas del Niágara. Por eso empecé a temblar cuando por temas ajenos al blog
me tocó ir a la rueda de prensa a escuchar qué decía Albert Espinosa de su
nuevo libro. “Espero que emocione”, dijo, orgulloso al mismo tiempo de haber
emocionado a tanta gente. Incluso a Spielberg, sí (y a mí también, pero no precisamente con este libro).
Fue entonces, con el libro en mis manos, cuando lo abrí para
comprobar si la advertencia que me habían hecho sobre él era cierta. Por
desgracia lo era. Brújulas que buscan sonrisas perdidas está plagada de puntos
suspensivos y entre los huecos que dejan se escapa todo lo bueno que podrían esconder sus
páginas. Leí apenas unas páginas y entonces maldije mi curiosidad, esa que me
hizo pedirlo a la editorial en cuanto nos lo ofrecieron. Ese mismo día, al
volver a casa, me lo encontré sobre la cama.
Gracias a la editorial Grijalbo.
Lo había pedido, así que me obligué a leerlo. Y os juro… Y
os vuelvo a jurar… Que intenté que me gustara… Pero no pude… No he podido con él…
Y la emoción, esa que me prometió Espinosa, ha sido machacada por un estilo…
Llamémosle indefinible.
"Nunca dejaré de buscar mi archipiélago de sinceridad... ¿Quieres formar parte de él?. Brújulas que buscan sonrisas perdidas es una historia que emociona y que reflexiona sobre la madurez, las decepciones, la familia, la venganza, el perdón y las segundas oportunidades. El protagonista de la novela necesita encontrar su archipiélago de sinceridad y para eso, tendrá que aprender a perdonar y a perdonarse, a perder el amor y a reencontrarlo; a asumir que la verdad es lo más importante."
Poca cosa puedo decir de este libro. He detestado su lectura
por muchas razones. La primera, la fundamental, el estilo. Hola, Albert, qué
tal. ¿Qué te pasa? ¿Escribes siempre así? ¿Por qué tantos puntos suspensivos?
Si me dices: son expresivos… Vale. Entonces sí, úsalos, dale expresividad a tu
historia con signos de puntuación. Pero no es el caso. Espinosa, utilizas más
puntos suspensivos que puntos y eso no es normal. Quizás a alguien le guste,
vale. A mí no. No puedo leer con normalidad una novela que avanza a
trompicones. Cansa leer. Cansa seguir adelante.
Así empieza exactaemente:
Mi padre era el fascinante chico que sacaba la lengua cuando hacía trabajos manuales... No, él no me lo dijo nunca... Casi no nos hablábamos...
Lo leí en la dedicatoria de un libro que mi abuela le regaló en su octavo cumpleaños... Y él me lo regaló a mí cuando yo cumplí esa misma edad... Me hizo creer que era un regalo que había comprado especialmente para mí...No se imaginó que la dedicatorio que le escribió su madre delataría su mentira...
"Para el fascinante chico que saca la lengua cuando hace trabajos manuales: recuerda que puedes ser todo lo que quieras llegar a ser..."
Lástima que aquello no fuese dedicado a mí... Desde aquel día jamás he podido regalar que antes me fuese obsequiado...
Y la historia no lo mejora. Sí, entiendo que la idea base
sea muy bonita, “un hombre que regresa a la vida después de sufrir una dolorosa
pérdida”. Me han gustado los personajes, pero por culpa del estilo los he
conocido a través de una cortina de humo. Los personajes son interesantes y su
historia, hacia cierto punto, también. Hasta cierto punto, tengo que decir, me
interesaba. Pero entonces llegué ahí y me cabreé. Perdonad la expresión, pero sí,
me cabreé.
Sigo Polseres Vermelles y por eso cuando se empezó a hablar
de recuerdos infantiles, de una madre enferma y un padre déspota, me olió mal.
Pero cuando vi que hablabas de unos anillos… Quienes sigáis la serie al día,
entenderéis mi indignación. Y para los que no: esa subtrama, que ocupa unas
cuantas páginas de la novela, es la misma, exactamente la misma a la historia
que cuenta el señor Benito en la serie. La misma (excepto que en la serie se
habla de un anillo y en la novela, de dos).
Sabéis que no me gusta criticar al autor de ninguna novela,
porque lo que juzgo siempre es el libro, pero en este caso no puedo evitarlo. Albert
Espinosa se ha “plagiado” a sí mismo. Y me diréis… No es tan grave. Bueno, para
mí lo es, porque se supone que un escritor vive de crear. No vale explotar una
misma historia y hacer un copiar y pegar en distintos formatos. Porque no sólo
aparece en la novela y en la serie. ¡Es que además hay obra de teatro! Els nostres
tigres beuen llet, según me han dicho, es la historia del señor Benito. Una vez, pase. Dos, ya es
una tomadura de pelo. Si eres escritor, creas. Punto. Es que si no... ¿para qué sigo leyendo si sé lo que va a pasar, si sé exactamente qué van a decir? Hay frases calcadas a la serie (por ejemplo, "cada familia tiene los cobardes que puede permitirse"). Au va.
A partir de ese momento, no me pude tomar la novela en
serio. Si el estilo me parecía horroroso (y digo parecía, porque eso va a
gustos), hecho a base de puntos suspensivos y frases lapidarias con aires de
grandeza, la trama terminó por tumbar todas mis esperanzas. Ni estilo, ni
historia, ni ritmo, ni mucho menos emoción. Me quedo, eso sí, con algunas lecciones
de vida que se desprenden de ellas. Se nota que Espinosa es una persona
emocional con una gran profundidad. En Brújulas que buscan sonrisas perdidas
abundan las reflexiones sobre la vida, el amor, la muerte, la familia y las
segundas oportunidades. Me quedo con esas enseñanzas.
Esperaba mucho de esta novela, porque adoro Polseres
Vermelles y adoré Herois y ha sido un desastre total. Espinosa, si no te
importa, me quedo con tu faceta de guionista. Ahí, creo yo, es donde está tu verdadero talento.
PD: Aunque sea evidente, yo lo digo: esta es simple y llanamente mi opinión. Sé que hay gente a la que le ha encantado, así que... Eso va a personas. Quizás lo leéis y os gusta, quién sabe.
Te gustará si... Eres fan del Espinosa novelista. Supongo.