La novata pretendía asombrar, con su espectáculo burlesque, a un jurado formado por diabólicas sombras envueltas en una nube de malolientes cigarrillos; un perturbador jurado que, sentado tras una gran mesa de añeja madera, enmudecía de libidinosa expectación.
Ylka Tapia.
24/03/2010
Foto | David Woolley