Le cobran en aquella fila de la izquierda, si no le importa.Hoy lo habré repetido unas quinientas veces, pero sin perder la sonrisa. ¿Te gusta mi sonrisa? Mis dientes son blancos e igualados, y mis ojos tampoco están mal. ¿Verdad? ¡Qué tonto! ¿Para qué te pregunto? No obstante, lo sé. Lo he notado en tu forma de mirarme cuando te has acercado a mi mostrador. Eres muy bonita y estoy deseando que me cuentes cosas sobre ti. Tranquila, sólo serán unos kilómetros y en cuanto lleguemos saldrás del maletero y te desprenderé de esa desagradable mordaza. ¡Qué cosas! No me gusta mi trabajo pero gracias a él he averiguado tu domicilio.
Torcuato González Toval