Hacia tiempo que no me sentía así, tenia ganas de arreglarme, salir, hacia mucho tiempo que no me sentía con esa fuerza, estaba ilusionada.
Me arregle y salí rápidamente, la forma en que me sentía hacia que me fijara en la gente, que ya no me molestaba, al contrario, miraba sus caras y me sentía tranquila y relajada.
El camino se me hizo corto, por las ganas que tenía de llegar, de repente vi el patio en el que me había refugiado, el día anterior, los recuerdos volvieron a mi mente un poco difuminados. Enfrente había un parque, en cual me pude sentar, para ver si podía volver a ver a la señora pasar o salir de alguna casa. No estaba segura de poder reconocerla, pero su cara envejecida aunque radiante, debía de ser inconfundible.
Estuve media hora sentada, fijándome en toda la gente que pasaba, pero nadie que se pareciera a ella. Ya que estaba allí empecé a pasear un poco, ya que el día era muy bonito y yo estaba llena de ánimos, era una cosa que hacia mucho tiempo que no tenía ganas de hacer.
Cuando llegué a casa lo primero que hice fue ver la flor que estaba en la mesa, como una cosa tan pequeña y envejecida, podía llamar tanto la atención.
Comí rápidamente pensando en volver a salir, se hizo la hora de volver a la calle, espere en el mismo sitio sentada, pero no tuve suerte.
Así estuve durante casi una semana, la señora no aparecía por ningún lado, pero “en ese transcurso de tiempo mi vida cambio radicalmente.”
Leer el Principio de mi historia. Historia anterior