Por si no lo recordáis, os diré que aquí se han llevado a cabo varias investigaciones internacionales que finalmente y gracias a la participación ciudadana tuvieron final feliz y exitoso, y por tanto no puedo más que ponerme manos a la obra con la nueva. Os cuento de qué va.
Yo tengo una amiga (rubia, encima) que estuvo hace muy poco en Zurich, de viaje de placer. Se llama Leticia y a su vuelta me contó con todo lujo de detalles lo maravillosa que es esa ciudad, pero entonces vi tristeza en su mirada y, al preguntarle el motivo, me confesó que había conocido al hombre de su vida pero que el destino es cruel y truncó todas sus ilusiones. Os explico.
Leti es una chica adorable. Es de esas mujeres siempre alegres y optimistas, que te saludan con un sonrisón y que consiguen hacerte partícipe de su buenrollismo. El caso es que ella desde siempre ha estado empeñada en una cosa: el día en que tenga un hijo, le llamará Max. Porque dice que Max (a secas, sin ser Maximiliano ni nada de eso) es un nombre precioso. Y nosotros sus amigos nos reímos y le decimos que Max es un nombre de perro, pero ella tan sólo levanta los hombros en un gesto de resignación como diciendo "me da igual lo que digáis; a mí me gusta Max."
El caso es que la semana pasada Leti viajó a Suiza con unas amigas suyas y, en una noche de juerga zurichiana, acabaron en un bar muy chulo donde decidieron quedarse un buen rato. Y allí, entre cachondeos varios en los que las chicas le decían a Leti que se deje de rollos y se ligue a un buen chaval, vieron entrar a dos maromazos guiris de estos que harían volverse a cualquier treintañera en sus trece... y a Leti se le pusieron los ojitos como los del gato de Shrek. Ella se fijó sobre todo en el más alto (fetiches que tiene la mujer), un rubio super atractivo con pinta de timidillo que le resultó lo suficientemente interesante como para comentárselo a las demás, entre risitas. Y allí que se fue su amiga la echá palante hacia los dos muchachos, tocó en el hombre al rubio alto de Leti y le preguntó, ni corta ni perezosa: -¡hola! ¿hablas español? Lo que ella no esperaba era que el chaval se volviese y le dijera: -pues sí, un poquitou. Y de esta forma se unieron ambos grupos, y el guiri rubio alto y su amigo se sentaron con Leti y sus amigas a charlar y tomar copas juntos. Leti, encantada, claro está. Con cada frase que intercambiaba con el muchacho se convencía más y más de que era estupendo, un hombre interesante de esos que merece la pena conocer. Hasta que el chico le preguntó su nombre y justo a continuación dijo: -Ah, pues yo me llamo Max, encantado. MAX. MAX. MAX. MAX. MAX... A Leti casi le da un chungo. Miró a sus amigas con los ojos desorbitados, ellas empezaron a descojonarse y Max y su amigo se quedaron a cuadros suizos. En fin, que la noche discurrió animada y entre tanta copichuela la llamada de la naturaleza llevó a nuestra protagonista hasta el baño. Lo que ella no sabía es que mientras estaba allí, lejos del grupo, otra amiga suya se dio cuenta de que era muy tarde, que perdían el último tren de vuelta al lugar donde se alojaban y que tendrían que irse YA. Así que cuando Leti salió del baño se encontró con que sus amigas estaban saliendo del bar a toda pastilla con su bolso, recreando una de las famosas huidas de Benny Hill. La pobre Leti se despidió de los dos muchachos con besos rápidos, bloqueada, y salió de allí corriendo como loca para no llegar tarde a la estación comprendiendo, con tristeza, que no había podido dejarle a Max ninguna forma de contactar con ella. Ni su teléfono, ni su tarjeta, ni su email, ni nada. Que nunca más volvería a saber nada de él.
Y mientras me contaba todo esto la otra tarde, comprendí que ese no podía ser el final de la historia. Que nadie sabe lo que nos depara el futuro y que quizá la de Max sea sólo una anécdota más en la vida de mi amiga, pero que es injusto que ni siquiera tenga la oportunidad de conocerle más. Que esto no se puede quedar aquí, porque incluso Antes de que Anochezca tiene una segunda parte (mucho menos bonita, pero con final feliz).
Y POR ESO ACUDO A VOSOTROS HOY AQUÍ. Porque me he decidido a encontrar a Max. Porque sé que entre todos daremos con él, y conseguiremos que se ponga en contacto con mi Leti, nuestra Leti. Porque ambos se lo merecen. Porque todos nos lo merecemos. Porque entre tanta mierda y tanta crisis y tantas desilusiones y desesperanzas, a veces ocurre un milagro. Internet también es magia, y este cuento necesita un final feliz.
Por favor, ayudadme. Usad vuestros recursos: seguro que alguien conoce a alguien que haya conocido a alguien que sepa quién es Max. O su amigo. O sepa cómo encontrarle.
Además tenemos muchos datos, recapitulemos:
-El encuentro se produjo el Viernes 21 de Septiembre en Zurich a eso de las 22:30 de la noche, y duró hasta la 01:10 aproximadamente, hora en la que nuestra cenicienta salió pitando sin dejar zapatitos de cristal tras ella.
-El bar se llama Talacker, y está situado en Calle Talacker nº 41.
-De Max sabemos que es un ingeniero de puentes alemán residente en Zurich de 34 años, que ha vivido en Buenos Aires unos meses y que gracias a ello habla un poco de español. Que es muy alto y que tiene un amigo llamado Marc.
Y encima tenemos fotos, oiga. Lo damos todo.
ESTA ES LETI
ESTOS SON MAX Y MARC
Y ahora me pongo internasioná para escribir unas palabrillas para Max, por si aparece, que habla español pero mú malamente xDD
Dear Max, if you're reading this you should know that Leticia is looking for you. She's very sorry for her forced escape (caused for a terrible misunderstanding with her friends) and regrets for not having any way of keeping in touch with you. Just an e-mail adress would be fine. Mine is beabiofrutas@hotmail.com Thanks! :)
Y nada más, ahora sólo queda ponerse a trabajar en su búsqueda :DDDD
Si alguien consigue saber algo, podéis escribirme a beabiofrutas@hotmail.com Sé que es complicado porque no tenemos apellidos, pero contamos con la Balidomancia, el poder de internet y con que Zurich no es tan grande.
Si me queréih, compartid este post. Retuiteadlo. Comentándselo a vuestra prima la del pueblo. Pero movedlo.
Crucemos los dedos y vamos allá.