La soledad suele sonar a algo tan antipático como el olvido, pero cuando sólo te has abrazado a ella en los pozos más profundos de un hastío sin fin y has logrado que sea hasta tu mejor aliada y la has puesto de coraza frente a daños colaterales o salidas sin sentido que iban a embriagarte antes que seducirte, hasta empiezas a quererla, a mimarla, y a no dejarte sorprender por ángeles que suelen tirarse al vacío sin red, o que andan perdidos en su Purgatorio.
Siempre me ha sorprendido ese refrán de “Lo que siembras, recoges”…Igual vosotros, es que hasta hayáis tenido más suerte que yo.Y por eso será que desde hace algún tiempo ya sólo tengo cactus en casa.