Hasta cuando veré a la noche tragarse mis palabras
sentenciar mi alma
a engullir el rastro que he dejado yo mismo
condenarme
a olvidar todos los lugares
matar a quienes recuerdo
y beber su sangre sin apostillas
sin estratos que rudimenten nuestras escamas
nuestras afluencias a los lugares desiertos
es cierto, somos peces
que irán a la profunda oscuridad
que se dejarán caer en los abismos que oculta el mar
adentrándonos como yunques
como eternos
como singulares hechos que calan la madera del recuerdo
fabricando esas piezas
de agudas puntas y filosas aristas.
Esculpiendo el pasado
madejando los senderos
siendo un ápice para tu tormenta
para tu refugio.
-Emiliano Bertoldi y Diego Planisich-