Noche que nos esperas extremados y pintonestercos de empapar todo a nuestro alrededor con las hojas caídas de los ciervosque con el ritmo atemporal se posansobre las hojas naranjas de vejezretozando el frio invernalcomo una cúspide de hielo sin llorarcomo una rama enloquecida por el vientoy es que sé que todo se va a derramarsobre la piel agrietada y ásperay mojada y secay agriano será así entonces que desmaye mis preludiosmis ganas de toser despacito en cada rincón de la nocheajado como el guante de un volcán.Hirviendo está haciendo explotar mis venasla sangre corre desde el pelo a las uñas,lava es, y me penetrame suelta los pelos de cada tembloreriza mis oscos temblores hasta las ruinasapesadumbradas de tanto yo,nada comprenden de lo que fuinada saben del dolor ácidoque recorre lo que alguna vez existiópues sólo cabe renacerhacerlo cada día exprimiendo los racimos de personassus verdades nos harán navegantes extintosnicotínicos emblemas de la nocheellas nos cauterizan los porosfingiendo la asfixia en tiempos de sequía,mas no hacen otra cosa que empaparnos de sabiduríala ignorancia que nos aquejalas entrañasy los hiposlas estepas y promesas que derramamoscomo estertores siniestros del abismoblancos adiposos de ternuracomo escritores sedientos de letras abrasantes,curvas, enredadas y sentidasde muerte dulcede canto dulcede cantos de monedas melladas por la rimaacopiadoras de las lilas cartas estancierasde los ríos que mojaron nuestros piesque algo hervidos de tanto helarsupieron que el goce existe cuando aparenta que no está:de helar a incinerarse,y desde allí,a la nada misma.
María Gimena Barboza Dri - Diego Planisich