La historia estaba muy clara desde el principio, incluyendo amplias dosis bellas de costumbrismo de bar con televisión plana. El desarrollo completo ha ocupado folio y medio, un exceso de las bases que marcan un límite de 250 palabras. No he tenido más remedio que meter tijeras y sacrificar costumbrismos bonitos, hasta dejarlo en puro esqueleto volátil.
Quizás ahora sea un microrrelato sin pies ni cabeza, pero al menos el último recuento marcaba justo 250 palabras.
Si os gusta, votadme cuando llegue el momento. Y si no, al menos podéis animaros y participad vosotros también. El único requisito es que el texto arranque con las frases iniciales de La Colmena.