-¡Hola! -dijo ella…
-Hola, ¿Cómo estás? -contesto él.
El tiempo transcurrió lento y no importaba mucho el transitar de algún curioso por ese corto pasillo.
Encerrados en aquella jaula de cristal y aluminio nada más importaba. El apasionado beso se hizo presente después de buscarlo brevemente entre penetrantes miradas.
El ambiente se perfumaba a café y a fresas. Ella dijo adiós mientras se incorporaba y alineaba su ropa después del ajetreo. Con sonrisa pícara hizo el gesto que anunciaba lo que más tarde vendría. El solo bebió café.