Hay días flojos, en los que una baja el listón, en los que te quieres comer el mundo pero quien te come es él. Días en los que Días en los que decidir no contestar más se te amontonan, y decides desconectar e irte con los auriculares a otra parte. Días en los que acabas de pisar a tu compañero bailando salsa. Días en los que los boleros ya no perfuman la resquebrajada voz. Días sin sentido en los que abres la ventana y no vislumbras la luna ni te apetece si quiera verla. Días de paraguas y gabardinas, de lluvia en los huesos, la piel y el alma.
Días de estar por casa. Días de sal y azúcar. Días obtusos y tercos. Días que se comportan como delincuentes emocionales. Días de brumas y alcohol. Días empapados de sobriedad. Días de gratas sorpresas. Días de leer la prensa y conmocionarse. Días de glaciales despedidas. Días virtuales. Días de circo sin que te crezcan ni los enanos. Días de hacer el amor. Días de sol. Días muy