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Calentando la guerra más fría-3. Preparando la subversión

Publicado el 07 agosto 2013 por Xabelg
Calentando la guerra más fría-3. Preparando la subversión
Nuria tenía prisa por ver sus ideas en marcha. Por suerte, Asier y otros le apoyaban en su proyecto.
Tenían un plan de contingencia consistente en la creación de una asociación, una idea largamente acariciada por Asier y unos amigos y que finalmente pudieron llevarla a cabo, utilizando para ello, una antigua casa rural perteneciente a sus abuelos, que hacía poco había sido restaurada para que volviera a ser habitada. La casa era una construcción de las primeras décadas del siglo XX, y había sido concebida originalmente como un hotel, con más de 30 habitaciones, pero por alguna razón, nunca se puso en marcha el negocio, siendo utilizada en su día como residencia particular. Se encontraba a unos 15 Km del centro urbano, por lo que su emplazamiento era ideal para mantenerse lejos de miradas indiscretas. Las habitaciones servirían para mantener a un pequeño número de residentes fijos, mas los que acudieran a diario para las actividades de la asociación recientemente creada, la Plataforma por el Desarrolo Social (PDS), cuyo presunto cometido era el de dar apoyo y refugio a desempleados de larga duración, víctimas de malos tratos, de desahucios, pensionistas, y personas sin recursos.
 La PDS se puso en marcha rápidamente, con ayuda de subvenciones estatales. Por suerte, en los documentos fundacionales, no figuraba el nombre de Nuria, por lo que la organización tardaría en encontrarse bajo sospecha, y aún tardarían algo más en indagar en sus verdaderas actividades, que además de dar apoyo y refugio a colectivos en riesgo de exclusión social, también instruía sociopolíticamente a todo aquel que lo deseara, además de adiestrar en las formas de lucha social  para defender sus derechos de clase.
En poco tiempo, poco más de unos tres meses,y sin darse publicidad alguna, habían conseguido interesar a todos aquellos a los que la sociedad daba la espalda, y otros muchos. Muchos de los asistentes tenían empleos precarios mal pagados y de jornadas interminables, vampirizados por la patronal. Asier, entre otros, era quien se encargaba de, además de los suministros, también de administrar los conceptos teóricos de sociología, política, y sus antecedentes históricos, todo narrado de una forma directa y sencilla, de forma de que todos los conceptos fuesen claramente asimiliables.
Nuria, por su parte, era una especie de sargento instructor, por su experiencia, y se ocupaba de instruir en las tácticas de lucha subversiva, y como plantar cara al poder con todo los medios que hubiese al alcance, utilizando todo como un arma, arma cargada que apuntaba en dirección a los cabrones que habían propiciado que todos ellos estuviesen en la precaria situación en la que ahora vivían. Desde protección legal, pasando por el uso de la capucha para no ser identificado, hasta la forma más ágil y eficaz de levantar una barricada. Los terrenos anejos al antiguo hotel, iban de maravilla para tales prácticas.
De esa forma, se les enseñó de forma práctica lo que era la lucha de clases, y las diversas formas de llevarla a cabo. Sorprendentemente para algunos, muchos de los residentes, y transeúntes de la PDS, eran indigentes. No era una sorpresa para Nuria, era ella quien se había ocupado personalmente de captarlos para la asociación, sabiendo que serían unos excelentes combatientes en el futuro, y que ellos, eran dolorosamente conscientes de quienes eran los artífices de la homicida injusticia, y desigualdad.
Asier, no aprobaba los métodos de Nuria, le parecía suficiente con ofrecer apoyo, refugio e información. No le hacía excesiva gracia que ella estuviese organizando un pequeño ejército, para hacer Dios sabe el que. Así fue como se lo dijo, sin ningún preámbulo:
-Nuria, no estoy seguro de que sea correcto lo que estás haciendo con la gente, puede provocar disturbios.
-No provoca nada. Tan sólo es para que estén preparados para defenderse de las agresiones a los que son sometidos. Yo sólo les doy los medios para que respondan, es su decisión.
-Ya, pero si alguien ve lo que haces, podría llegar a pensar que esto es una célula terrorista.
-Una célula terrorista dices? Sólo son... somos gente que ha sido llevada al límite por unos cuantos psicópatas que gobiernan el mundo.
-Me parece excesivo, sólo eso. Nuria, no te parece que ya es suficiente con la labor de apoyo que estamos desarrollando? Llevamos poco tiempo, pero estamos haciendo progresos. No me gustaría que te tomaras esto como una guerra.
-Una guerra, dices? Eso es exactamente lo que es, lo que siempre ha sido, para todos, aunque no quieras verlo. Porque la declaración de guerra hace tiempo que se proclamó, pero desafortunadamente sólo un bando lucha. Pero eso va a cambiar, muy pronto vamos a llevar la guerra hasta los despachos de los cerdos que la iniciaron, por todos los medios necesarios. Una guerra sin tregua, en la que como ellos, ni esperamos compasión, ni la tendremos. Ya es hora de que te des cuenta de una vez, Asier, despierta y huele la pólvora. La paz no ha sido nunca una opción. Pelear o caer, no hay nada más.

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