Recuerdo que aquella tarde tuve muchos problemas para comenzar a pintar. No pude llegar a tiempo y cuando llegué ya estaban la mayoría de los compañeros trabajando en sus caballetes. Los nervios por el retraso me impedían "ver y elegir" con la necesaria tranquilidad el motivo para trabajar.
Al final me decidí por esta composición que me parecía reflejar la luz y la paz, propias de una tarde al comienzo de la Primavera. Porque, ya lo he dicho en otra ocasion, los parques y jardines de una ciudad no son solamente pulmones para aliviar la contaminación sino como pequeños oasis o remansos donde el estresado ciudadano busca olvidarse un poco del estrés y se reconcilia con la Naturaleza, lejos del vértigo de la vida urbana.