Que tendrá el verano mamoncete que a la que te das cuenta ya se han pasado veinte días
Es un tiempo nuestro, eso sí, todavía con las connotaciones de la feliz (supuestamente) época escolar, cuando pillabas aquellos dos maravillosos meses y medio de asueto y el asunto parecía, realmente, el mismísimo comienzo del Tiempo, escrito así, con mayúscula de vivencia vital vacilona. Y es que, las horas de la vida deberían vivirse con intensidad, disfrutando de las sensaciones de los sentidos y todo eso tan sensualista y resultón que dicen ¿los poetas? ¿los hippis? ¿los psicólogos especialistas en sosiego?
Una de las sensaciones, y de las más importantes, debería ser la de la temperatura percibida. Hemos caído en el absoluto absurdo del aislamiento completo respecto del clima y del exterior. Nada tan castrante como esas oficinas y locales -y hablo por experiencia- con instalaciones refrigerantes ultrapotentes, que te provocan el que se te forme una cara de sorbete de limón y pilles unas infecciones con aspergillius de muy señor mío (toco madera).
Somos tan debiluchos que nos van los espacios asépticos al estilo quirófano para pasar las horas. Nos alienamos de nuestra vivencia de lo térmico y lo transpiratorio. No es extraño que las estaciones del año transcurran a cien por hora fuera de nuestras urnas artificiales, como si viajáramos en una nave espacial a velocidades relativistas. A lo mejor, es por eso por lo que existen tantas personas meteoropáticas, un palabro espantoso, que se suaviza cuando averiguas que tan solo señala a los fulanos que les duele la espalda -u otro segmento- cuando cambia el clima. Como lo evitamos, este nos jode.
Esta aseveración la contradice el hecho de que hace años y en zonas rurales también había pobres sujetos, ambientalistas involuntarios, a los que la riñonera les torturaba cuando llegaba Mayo (u otro)
Quedamos pues, en que viviendo el clima intensamente alargamos el tiempo percibido. Esto es, en realidad, tan solo una falacia escrita en un maldito momento de calor que no debería ser tal. Malditos servicios técnicos que no reparan los cacharros más que cuando les sale de las narices llegar y hacerlo. Y lo instalé hace solo tres meses, aag
Saludos y abrazos. Sin transpiraciones, mi obsesión más reciente.