Cambiar quien eres es tu naturaleza

Publicado el 18 octubre 2013 por Alxndro @al_x_ndro

Siempre estamos desempeñando un papel. Y este papel depende de las personas con las que nos encontramos y de las actividades que realizamos, de forma que siempre estamos siendo definidos con una etiqueta por aquellos con los que interactuamos y por las cosas que hacemos.

Somos padres, hermanos, esposos, amigos, compañeros, novios, amantes, vecinos, peatones, jóvenes, viejos, … Somos ingenieros, licenciados, maestros, alumnos, conductores, lectores, consumidores, desconocidos, …

Somos tantas cosas al mismo tiempo, todo depende de quién nos mire y en qué momento. Entonces ¿qué somos, qué nos define en verdad? ¿Quiénes somos cuando nadie nos mira y nada estamos haciendo? ¿Cuál es nuestra esencia, dónde podemos encontrarnos entre esta multitud de cosas que ‘somos’?

Podemos decir que somos todas las cosas con las que se nos describe, y también podemos decir que no somos ninguna de ellas, y ninguna de estas descripciones será suficiente.

Yo, por ejemplo, al hacer cosas que me gustaban y llamaban la atención he sido: escritor, diseñador, maestro de inglés, viajero, malabarista, clown, improvisador, pintor, …, y recientemente practicante de kung fu, y coach. Todo esto en mayor o menor grado y para diferentes personas, lo cual me ocasiona un poco de problemas cuando la gente me pregunta qué hago o qué soy, pues me dan ganas de responder con todo o parte de lo que he hecho, lo que me gusta, lo que quisiera hacer, lo que se me ocurre que puedo ser.

Lo cual me trae al hecho de que nunca podemos totalmente usar las palabras para definir quiénes somos, con ellas sólo logramos tocar aspectos, fragmentos y momentos de nuestras personas. Somos esencialmente indescriptibles. Y la forma más aproximada que tenemos de saber quiénes somos es identificarnos con nuestra experiencia total de la vida.

Tu vida es tu obra. Tú eres tu vida. Tú eres lo que vives.

Tú eres tu experiencia de la vida. Tú no eres algo definido, eres algo en desarrollo, alguien con cierto potencial pero cuyo resultado no está preestablecido. Cualquier experiencia que tienes es un aprendizaje, un autodescubrimiento. Y puedes tomar la forma que quieras o necesites para desarrollarte, cualquier camino está abierto a ti, la única medida de si algo es adecuado para ti eres tú mismo.

En la filosofía oriental (china, particularmente) existe el concepto del Tao, que es el principio creador del mundo y el que mantiene la vida, el movimiento constante, el cambio. Se dice que el Tao es como el agua, que fluye sin esfuerzo y sin detenerse a la vez; que puede tomar la forma que requiera en cada situación, puede ser vapor, hielo, nieve, líquida. El agua fluye, y en ese flujo puede estar casi quieta o ser intempestiva y llena de fuerza como en una cascada. El agua es cambiante, es su naturaleza. También así somos nosotros.

Podemos ser contenidos en muchas formas para los otros y en diversos momentos, pero nosotros somos ese principio que puede ocupar cualquier lugar. El punto no es ser algo fijo sino cambiar, fluir, vivir sin resistencia el evento que es nuestra vida. Y en esos cambios hay aprendizajes que nos dicen más sobre nosotros y el mundo en que vivimos.

Somos inaprehensibles, no tenemos nombre, no realmente. Somos más de lo que suponemos, nuestra naturaleza es el cambio y podemos cumplir cientos de roles. Lo importante es dejarnos ocuparlos, uno a la vez, estar presentes en lo que somos momento a momento.

Si somos cambio, fluir es lo natural en nosotros. Pero, cabe decir, fluir no es ir despreocupadamente por la vida sin atención ni compromiso a lo que nos rodea, sino que es estar conscientes de dónde estamos para saber cuándo debemos dejar ir y cambiar algo de nosotros para poder seguir adelante, cambiando, fluyendo.

Pensando en esto pasemos, por un momento, a algo en lo que te sientas bloqueado en este momento, y pregúntate:

  • ¿Qué he aprendido de esta situación?
  • ¿Que tengo que hacer de una forma diferente?
  • ¿Qué necesito aprender, qué papel necesitar desempeñar ahora?
  • ¿Qué ha dejado de funcionarme, qué no me sirve más?
  • ¿En quién quiero convertirme con respecto a este tema?

Sé como el agua, ocupa el recipiente que te contiene y luego muévete; fluye, toma la forma que requieres en cada momento. Esto puedes aplicarlo en tu carrera, tus proyectos, en tus relaciones, es tu aprendizaje de cada día. Eres variable, no confundas la rigidez y la necedad con la fortaleza, la fortaleza está en quien puede adaptarse y modificarse voluntariamente.

De todo lo que has vivido, has aprendido. Date un momento ahora de integrarlo a tu persona, para usarlo cuando llegue la ocasión adecuada. Aprópiate de toda tu experiencia.

¿Por dónde has estado?
¿Qué has visto? ¿Qué has hecho?
¿Qué has aprendido?

La pregunta ya no es ¿quién eres?
La pregunta es ¿qué quieres?

¿Qué vas cambiar hoy para llegar allí?