Revista Diario

Cambio de piel

Publicado el 30 junio 2012 por Drajomeini @DoctoraJomeini
Cambio de piel
Cuando terminé la residencia de Medicina de Familia, hice una lista con todas aquellas cosas que me fastidiaban de residente para no repetirlas de adjunta. Era como si, al cambiar de piel, guardara la piel vieja, que me recordara que había estado allí dentro. Durante 7 años, creo que cumplí ese propósito en todo momento. Ahora, hace apenas un mes que he mudado de piel. De anestesioblasta a anestesióloga. Afortunadamente, he encontrado a lo largo de mi paso de una piel a otra muy buenos profesionales, pero también alguno que ha dejado marcas en esa piel que ahora cuelga en desuso. Por eso, para evitar dejar marcas, he aquí mi lista de propósitos: 1.- Tendré paciencia con la lentitud en las técnicas. Un residente no nace aprendido. Si yo lo aparto siempre, no aprenderá nunca.  2.- Un residente no es un esclavo: en una guardia, tiene derecho a comer, a ir al baño y a descansar dentro de lo posible.  3.- El paciente es mi paciente. Es responsabilidad mía, no del residente. Por lo tanto, debo controlar a ambos en todo momento.  4.- Me pagan por trabajar, no por escararme. Si hay trabajo pendiente, no esperaré a que lo haga el residente cuando termine una de las cuatrocientas cosas que tiene pendientes. 5.- Seré curiosa: es posible que el residente sepa más que yo de algo. Si no escucho, no aprendo. Los residentes - no hay que perderlo de vista - son el motor que mueve la docencia de un servicio. 6.- No pondré a parir a nadie antes de preguntar los motivos. Es posible que tenga una explicación para lo que me ofende.  7.- Nunca empezaré una frase diciendo: "Cuando yo era residente" para llamar la atención a uno de ellos. Las circunstancias y las personas no son las mismas y al residente se la trae floja lo que yo hiciera hace mil años.  8.- De un residente, diré lo malo en privado y lo bueno, en público. 9.- No etiquetaré a los residentes de R1: las personas evolucionan y maduran.  10.- Y, por último, escucharé la opinión del residente sobre la técnica anestésica. Y, si no estoy de acuerdo, argumentaré por qué no lo estoy. El "porque yo lo digo y punto" no tiene cabida en ninguna relación docente. Es posible - es más, es probable - que esta lista escandalice a más de uno. Pero es que, cuando uno cuelga la piel, con frecuencia olvida que una vez esa piel fue la suya. 


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