Hoy estoy tan cansada, que después de haber visto un capítulo de Los Simpson con un largamente esperado café, me disponía a ver otros dos o tal vez otros tres, vaciando mi mente para ir a la cama embotada de dibujos animados, como quien toma cerveza. Iba a perder mi "momento formal con Dios" de las noches. Pero me entero de lo bien que le va a una persona amada por la que he estado orando durante meses, y cambio el plan.
Creo que los mejores momentos para la comunicación con Dios no son los mejores momentos, sino justo cuando una quisiera llorar, patalear o dormir. Ojalá siempre me diera cuenta de que hay motivos poderosos para trascender las ganas de dejarme caer.
Silvia Parque