Revista Diario

Cambios

Publicado el 31 agosto 2011 por Eternalolita
 He estado unos días de vacaciones familiares en el pueblecito manchego donde se crió mi padre. Regresé ayer por la mañana. Aparcamos enfrente de la casa de mi tía, y empezamos a bajar trastos. Maletas, bolsas llenas de quesos y embutidos de la tierra, regalos, los juguetes de mi primo canijo, a mi primo canijo, al perro… Estaba tan atareada que no tuve ni tiempo de pensar en que en esa misma calle, a escasa distancia, se encuentra la casa de Sergio. No tuve tiempo de pensarlo hasta que apareció Sergio y entonces no me quedó otra que pensar en el tema. Ninguno de los dos esperaba ese encuentro, nos paramos en seco, a tan solo unos metros uno enfrente del otro, y entonces sonrío. Mi familia, que aún rondaba por ahí entre quesos y jamones, procuró hacerse la despistada, excepto mi abuela, que no pudo evitar soltar una risilla maliciosa. Entonces volvimos a la realidad: Yo, a seguir descargando. Él, al súper de enfrente.
 Siempre me emociona verle. Las pocas veces en que nos hemos encontrado desde que hace dos años salí de su casa y nunca más volví, mi estomago se ha vuelto un nido de mariposas y esa sonrisa entupida con voluntad propia que aparece en mi cara con solo mirarle no ha dejado de darme la puñeta ni en una sola ocasión. Pero esta vez ha sido diferente. Ni mariposas ni sonrisa traicionera. Mientras seguía con lo mío, no dejaba de pensar en ello y me vino a la mente una frase de Oscar Wilde que describía muy bien la situación “Discúlpeme, no le había reconocido: he cambiado mucho.”
 Hoy, seguía dándole vueltas al tema y, de repente, he recordado la caja llena de recuerdos de cuando estábamos juntos que guardo debajo de mi cama. Algo me decía que necesitaba deshacerme de esos trastos llenos de polvo, de esas rosas secas y esos poemas en hojas amarillentas. Los cambios por dentro deben reflejarse por fuera. Allí, además, he encontrado mis diarios de adolescente. Ha sido como robarle el diario a una colegiala: leer sus sueños, sus fantasías, sus divagaciones sobre el amor y la pasión … Lo he tirado todo, menos las fotos y los diarios. Me gusta esa chica y se que me gustará volver a ella de vez en cuando. Volver al pasado, aprender para mirar con otra cara al presente y tener valor para afrontar el futuro.

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