Camino equivocado.
La bala, en la sien. El arma colgada del dedo y la mano casi rozando el suelo. La cabeza reposando sobre el escritorio, manchándolo. Al otro lado de la mesa, una copia traslúcida del muerto grita, llora y lucha estirando los brazos en un intento de alcanzarse. Regresarse infructuosamente. Lo oscuro ancla las garras en su espalda impidiéndole avanzar, y le susurra: “Te equivocaste”
Torcuato González Toval.