Se acerca la Navidad, otra vez. Una época en la que las empresas y los consumidores (entiéndase de los países más afortunados) se organizan a su manera para llevar a cabo sus propias campañas. Unos para intentar vender mucho, otros para comprar “con cierta lógica” y todos, especialmente este año, para optimizar recursos.
Es más que evidente que las organizaciones intentan situar y promocionar sus productos o servicios de la mejor forma posible. Este esfuerzo se convierte en titánico en fechas navideñas, pues tal periodo puede determinar el éxito o el fracaso de cualquier compañía a través de la consecución o no de sus objetivos anuales. Es una estrategia perfilada con sumo cuidado que, dada la saturación del mercado, adquiere mayor consistencia con la implantación de nuevas fórmulas de mercadotecnia. Como siempre, Internet junto con la creatividad son valores tan seguros como económica y actualmente viables. No obstante una actitud emprendedora para afrontar y gestionar tales acciones, juega asimismo un papel determinante en el designio corporativo.
Los usuarios, por su parte, son los principales encargados de adquirir o rechazar dicha oferta a través del consumo. Un consumo que si se caracteriza por alguna cosa en Navidad, es por ser desmedido, sean cuales sean las circunstancias. Y es que comprar por comprar es una expresión generalizada que se suele pronunciar con cierta asiduidad pero que, curiosamente, se termina llevando a cabo. Se trata, por tanto, de una conducta que busca no tanto satisfacer necesidades vitales, sino deseos intrínsecos provocados por un patrón social. Pretensiones placenteras que, de alguna forma, vienen a verificar la eficacia de las distintas acciones comerciales implantadas para la ocasión.
Aceptamos de este modo, como ya viene siendo costumbre, la transformación de unas fechas entrañables, y tradicionalmente mucho más austeras, en la excusa perfecta para generar y encontrar oportunidades mediante la comercialización de bienes y servicios, más o menos efímeros, cuya utilidad también es discutible. Lo que es obvio es que este año dichas transacciones pueden suponer la mejor vía para dinamizar empresas y alegrar hogares. Veremos cuál es el límite.
Periódico ESCAPARATE. Suplemento de economía (diciembre 2011-enero 2012)