Nueva vida
Son las nueve y media y aún no ha llegado, en seguida me preocupo; las alarmas suenan en mi cabeza descontroladas.
Cojo el teléfono y busco su nombre en la agenda, la llamo.
-Cariño ¿Ha pasado algo? ¡¿Estás bien?!
-Sí, sí. No te preocupes, amor. Estás muy susceptible, eh. Relájate ¿Vale? En media hora estoy allí, me he liado un poco en la redacción.
-¿Cómo no voy a estarlo? Después de todo… de acuerdo, aquí te espero. No tardes ¡Eh!
-No, no tardo. Un beso. ¡Te quiero!
-Y yo.
No estoy relajado ni tranquilo, es normal que esté susceptible ¿No? Ni yo mismo lo sé, casi me ha afectado más a mí que a ella. No, casi no, me ha afectado más a mí.
Comienzo a divagar en mi mente para ir matando el tiempo mientras llega, aparca y entra por la puerta principal del restaurante. Estará esplendida, brillante y la luz del sol envidiará su esbelta figura. Su sonrisa no iluminaría un campo de futbol, como se suele decir, pero sería capaz de hacerme sentir vivo mil vidas, una tras otra y aún así no se apagaría.
Lee búho, lee...