No paro de darme órdenes, ponerme normas y prohibirme cosas, yo que pensaba que para eso ya estaban las madres o los jefes. Mi conciencia, mi moral o cómo quiera que se llame me ha transformado en mi peor enemigo "Levántate, siéntate, vete a trabajar, ten paciencia, haz la comida, prepara la cena, llámale, llámala, no les llames, date prisa, ve con cuidado, déjalo por imposible" No sé cuándo me volví tan jodidamente mandón "Esto te gusta, esto no te gusta, ve por aquí, no vayas por allí, pruébalo, ¡¡no lo pruebes!!". A veces también me da por faltarme al respeto, pobre de mí "¿Eres tonto Moisés?" "¿Por qué narices lo hiciste?" "¿Por qué narices no lo hiciste?" "¿A qué esperas, pasmado?" Me preocupo demasiado por mis preocupaciones, hasta cuando no las tengo. Sinceramente, viendo lo poco que avanzo, no sé si seguir haciéndome caso.
Lo que más odio de mí, sin ninguna duda, es mi capacidad para ponerme excusas que ni yo mismo creo. "Hoy no puedo porque..." "No lo intenté porque..." "Ya lo haré mañana que hoy tengo que..." Excusas que me frenan y convierten en un absoluto vago...en un vergonzoso cobarde. Ayer, dado mi nivel de cabreo, decidí castigarme. Pensé en escuchar un disco Alex Ubago, pero hubiera sido demasiada tortura. Opté por ponerme unas deportivas, unas mallas (no se ha inventado prenda más ridícula) y salir a correr por el campo sin rumbo fijo, sin horario, sin impedimentos ¡Basta de estar parado! A pesar de lo que digan, correr es de valientes. Correr enseña a fijar una meta y alcanzarla por uno mismo a base de esfuerzo, confianza y dedicación. Correr es contemplar una cuesta, subirla sin hacerse preguntas y, desde lo más alto, poder exclamar "Yo puedo con esto y más". Ese es mi propósito de 2013, dejarme de tantas excusas, órdenes y prohibiciones absurdas para, sencillamente, PODER. Esto es un camino, una carrera, y no seré yo quien me ponga las piedras. Que comience el año.