De una forma mágica agobiante y maravillosa me volvía a costar dormir pensando en donde estarías, que estarías haciendo, cuando te volvería a ver o si tu estarías pensando en mi, si pensabas en mi en algún momento del día, si sentías o tenías las dudas que yo tenía, si soñabas conmigo, si cualquier canción o cosa te recordaba a mi, si me veías por todas partes como me pasaba a mi contigo, persistía la distancia, pero poco a poco hablábamos con mas fuerza y mayor intensidad, era como si nunca te hubieras ido, como si estuviéramos más unidos que nunca.
Aquellos días repletos de dudas dormía de forma muy superficial, me mataban los nervios y la ansiedad, daba mil vueltas en la cama, no podía parar quieto porque mirara a donde mirara estabas tú, estaban tus inmensos ojos azules y cuando cerraba los míos propios toda esa oscuridad se llenaba de luz al recordar el brillo y la ternura de tu sonrisa, la suavidad y calidez de tu mirada, luego abría los ojos y no estabas, de nuevo llenabas mis sueños pero ya no estabas en mi vida, me dabas razones y fuerzas para luchar, para no rendirme, para escribir, pero veía como irremediablemente te alejabas cada vez más y más y sin embargo nuestra conexión emocional y personal era mas fuerte que nunca, me seguían temblando las manos cada vez que sonaba mi móvil y lo sacaba del bolsillo deseando que fueras tú, cada vez eran más numerosas las noches que pasábamos hablando esporádicamente, buscando las mismas excusas ridículas para comenzar a hablar aunque solo fuera por un instante, porque cuando hablaba contigo era como si estuvieras ahí a tú lado, aunque estábamos separados por miles de kilómetros te sentía conmigo y todas esas dudas, miedos e inseguridades desaparecían de golpe, tu presencia lo llenaba todo, las cuatro paredes de esa habitación de hospital se llenaban de esperanzas renovadas, de tu aroma, de tu presencia bálsamo inmediato del dolor, la soledad y frustración, tenía ganas en esos momentos de saltar, de correr, de conseguir hasta lo imposible por que tu estabas allí a mi lado apoyándome, me sentía capaz de cualquier cosa, liberado, sin ataduras, ni limites que atraparan a mi vida en ese agujero de dolor y problemas en el que me hallaba hundido esos meses, cada vez que hablaba contigo me sentía capaz de cualquier cosa, me cargabas las pilas y el tiempo volaba, pero cuando dejábamos de hablar volvían a mi todas esas dudas, quería que esa sensación estuviera conmigo todos los días durante el resto de mi vida, pero sin embargo no estaba seguro de cómo afrontar la situación ni mi vida sin ti… Me había costado demasiado tiempo reconocer mis sentimientos hacia ti, como ser egoísta que somos los seres humanos me di cuenta de lo mucho que te quería cuando te perdí, cuando estabas lejos y extrañaba tus miradas, tu sonrisa y tus palabras, cuando te fuiste, el verano acabo tuve miedo, autentico, crudo y real miedo de perder ese algo especial que sin querer ni hacer ruido aportabas en mi vida, toda esa luz que tan solo tu tienes que desapareció y se desvaneció por momentos abandonándome en la oscuridad y el miedo pero que poco a poco volvía a hacerse hueco entre mis heridas con más fuerza y brillo que nunca.
CONTINUARÁ