Solo intento que comprendas que desde el día en que tu imagen imperfecta se posó un solo instante sobre mis pupilas supe que eras tú.
De hecho ahora que han pasado casi 8 años y si, ya sé que solo nos hemos visto casi 10 meses y no de seguido.
Pero es que yo sigo pensando que eres tú.
Eres tú, joder date cuenta de que eres tú... sino yo no sería tan irremediablemente insufrible.
Que he conseguido colmarle la paciencia a un centenar de hombres durante los 26 años que ha durado mi vida.
Y tú deberías haber colmado ya la mía.
Y ya me gustaría saber a mí que cojones es estar enamorado...
¿Me lo dices tú o te lo digo yo?
Porque estar enamorado no es ser manipulado por el ser humano.
Ni siquiera es estar siempre jodido con una botella de cerveza en la mano y una de whisky en la otra.
No te das cuenta no te das cuenta...
¿Que cojones es esto?
¿Por qué besas mi cuerpo y me abrazas dormido?
¿Por qué quieres saber a cada instante que bipolaridad pasa por mi cabeza?
¿Crees que si te lo dijese acabaríamos antes?
Dijiste que jamás besarías mi codo y sin embargo lo hiciste.
Yo no quiero oírte decir cosas buenas de mí.
Ni tan siquiera quiero saber que haces cuando nadie te ve.
Yo solo quiero que seas tú y a la vez ser yo.
Yo soy muchas cosas tuyas.
Tú solo eres un reflejo conocido.
Podrías olvidarte de mí y del olor de mi perfume...pero entonces...
¿Por qué has decidido volver por tercera vez?
A mí tampoco me gusta que me digas las cosas buenas.
Te puedes llegar a hacer una idea de lo increíblemente parecidos que somos.
Si mis películas te matasen yo sabría resucitarte con mi peculiar reanimación...
Y sigues sin darte cuenta...no has escuchado latir tu corazón tan rápido.
Enciendes la luz, yo imito tu mirada de intimidación.
Y sabes que me pasaría desnuda y dentro de tu cama toda la vida si me lo pidieras.
No saldría ni para comer.
Capaz o incapaz.
Capaz de cualquier cosa.
Y tú te cagas de miedo.
Te cagas de Miedo.
Pues podrías acabar con esto en cualquier momento y lo sabes.
Sabes que yo me arranco el corazón.
Pero no me arrastro a tus pies ni a los de nadie.
Pero tú no quieres.
Es una sensación buena.
Llámale como quieras.
Pero te gusta.
¿Has conseguido olvidarte de nuestra pelea de mordiscos y bofetadas debajo del Balcón?
Dime, dime, dime... porque yo no.
Enamórate de quien quieras.
Pero el amor házmelo a mí.
Siempre a mí.
Capaz o incapaz.
Yo sé que eres tú.
Siempre lo supe.
Y si tú no sabes que soy yo...
Deberías mirártelo.
(Somos Viento. Octubre 2010)