Lo primero que llamó su atención , fueron las risas . Apenas un murmullo, pero claramente reconocibles. Roberta decidió apartarse del camino y adentrarse en las dunas. Allí, detrás de una suave elevación estaban los dos. Las toallas, extendidas, una junto a la otra y tumbado sobre ellas, su hermano, parecía susurrarle algo muy divertido a Kate, puesto que ella no cesaba de sonreírle y atusarse muy coqueta el cabello.
Roberta sólo tenía once años, pero estaba al cabo de la calle de los juegos amorosos de las parejas en Cape Cod .Solía acudir con Britanny y Charlize, algunas tardes a curiosear, en las inmediaciones del antiguo Hotel Royal. Por los destartalados ventanales algunas parejas de jóvenes atrevidos del pueblo, se colaban entre los raídos cortinajes de la gran sala de baile para estar a solas.
Roberta imaginaba los bailes de salón como en los relatos de su amiga Tess.
Podía recrear la pista central, brillantemente iluminada por enormes candelabros de cristal, suspendidos del artesonado del techo.
La extraordinaria escalinata de mármol travertino, decorada con centros de porcelana victoriana repletos de flores . Exóticas palmeras rodeando el tragaluz de vidrio emplomado y los colores del sol derramando bellísimos reflejos en el suelo.
Las mujeres vestidas con suaves sedas y muselinas que les aportaban una imagen etérea y seductora; calzadas con increíbles zapatos de elevado tacón, trazando bellas figuras con sus parejas de baile. La música cautivando los sentidos y los perfumes y las flores proporcionando una atmósfera de …
La voz de Marta la sacó del ensimismamiento, seguramente la Srta. Tess, la habría visto adentrarse en la playa y se preocupaba.
Roberta detestaba a la hija de Marta. Kate, estudiaba los inviernos en Boston, en una escuela muy prestigiosa y cuando venía a Cape Cod de vacaciones, a su hermano parecía que le picasen un centenar de hormigas, no cesaba de buscarla y hablar de ella, en definitiva le resultaba exasperante.
Pensó en la posibilidad de permanecer escondida, observando un rato más, pero se decidió al fin, por salir al encuentro de Marta, para no delatar su presencia. Siempre podría sacar algún provecho de su descubrimiento más adelante.
-Estoy aquí Marta – dijo jadeando por el esfuerzo de la carrera, he creído ver un cachorro perdido, pero no he logrado alcanzarle - ¿Has hecho limonada? Tengo una sed espantosa.
Se situó nuevamente en el camino y en un instante ya estaba en el porche de la casa, le dedicó una caricia al viejo Retriever, cuando el animal intuía su presencia olisqueando el aire, y se dejó caer en la mecedora al tiempo que se proveía de una considerableporción de bizcocho de chocolate.
La niña, le espetó directamente;
-¿ Tess, conociste también a mamá en Inglaterra, antes de instalarte en Cape Cod? ¿Dime que no salíais con los mismos chicos en el colegio?.
Tess, mientras tanto, viendo a la pequeña a su lado, comenzaba a relajarse, disfrutando de la brisa del atardecer.., de como potenciaba, desparramaba el aroma de los lirios y narcisos del jardín entre ambas .
Respiró hondo y dedicó un estudiado ademán a su interlocutora. En vez de responderle a esas cuestiones, Tess se dejó llevar de nuevo por la nostalgia, comenzando otro relato de estación, cuando era solamente una joven estudiante de arte, de la prestigiosa Owestry School en Shropshire, al oeste de Midland; una vetusta institución para señoritas, rodeada de las verdes montañas y valles del país de Gales.
La cálida voz de Tess, transformaba los recuerdos enapasionantes narraciones que detenían el tiempo y transportaba a quien la escuchase, al lugar donde solamente subsistía en su memoria.
-Entre las alumnas, se esperaba con expectación la celebración de "Hallowe'en" – comentó de pronto -. Yo, había aceptado la invitación de Jack para ir a la fiesta de máscaras que se celebraba en el salón de conciertos del Ayuntamiento.
Él pasaría a recogerme a las siete, y yo, apenas había comido nada en todo el día, por lo ajustado del corpiño. Hubiese resultado una tragedia que por un almuerzo rutinario, no me cupiese el vestido.
Estaba nerviosa, temía que le retuviesen en la base y no se presentara a tiempo para el primer baile.
Mi disfraz era de un magnífico color lavanda, las dobles capas de gasa se ceñían y alzaban formando un remolino en cada giro de mi cuerpo, mi cabello estaba peinado suelto, creando ondas y enmarcando mi rostro de 20 años.
La música entretejía las promesas de amor y felicidad para toda nuestra vida, un futuro resplandeciente para una joven pareja.
“Hasta que la muerte nos separe”.., Tess ahogó un suspiro entre los pliegues de su pashmina de lana y continuó su ensoñación.
- Si, pequeña. Fue esa noche cuando Jack me pidió que me casará con él. Llevaba puesto un disfraz de “Chaplin” y todavía recuerdo su expresión al recibir mi respuesta. Fue magia, Roberta, pura magia de enamorados..
-¿Y cuando conoció a Marta?¿ Se parecía a Kate?- Instaba Roberta olvidando su primera pregunta.
-No que va, a Marta y a Frank, les conocí más tarde, una vez casados e instalados en una preciosa casita con huerto en la Base de Operaciones Aeronáuticas del Plan de Entrenamiento Aéreo de la Commonwealth. A ellos, les trasladaron aquí después que a nosotros.
Muy pronto, nos hicimos buenos amigos, compartimos verduras y esperanzas.Fuimos parte de uno de los muchos efectivos que vinieron a este país, al igual que miles de civiles que habían escapado de países ocupados por los nazis en el continente europeo.
Sólo que nosotros lo hicimos para formar a los nuevos pilotos que nos darían la victoria.
Tess recordó que ella, Marta y Kate vivían en la misma propiedad desde que Frank Tobbler y Jack Dawson, perecieron en aquella maniobra disuasoria en 1941.
Siempre que el trabajo de instructores se lo permitía volaban juntos, y el trágico accidente arrebató la vida de los dos jóvenes pilotos al mismo tiempo . Aunque Jack era el oficial de mayor rango, la camaradería entre ambos era permanente y sus esposas decidieron también unir sus destinos para así suavizar el dolor de su ausencia.
-Todo había sido terriblemente injusto. – pensaba Tess en voz alta - Jack había sospechado un fracaso en las operaciones tácticas por espionaje. Encontraron un mensaje cifrado en una de las dependencias del hangar y retuvieron a todos los mecánicos para ser interrogados.
Después, él y Frank decidieron sobrevolar el perímetro de la zona de la supuesta injerencia y así poder sorprenderles, pero en lugar de eso, fueron abatidos y nunca más regresaron a la base.
-Mi papá también habla de los aeroplanos de la Guerra, dice que él conocía sus tripas mejor que nadie, que era el único que podia hacerlos volar tan sólo, con una lata de gasolina y una llave inglesa.
-Eso parece, querida niña.- Continuó Tess - A tus padres no les conocí hasta queun verano decidieron visitar nuestro pequeño pueblo. Tú solamente eras un bebé gordito y llorón que no cesaba de gatear por la playa y le encantaba jugar con la vieja “Chelsie”. Después de ese verano volvistéis a Boston y no fue hasta hace dos años que tus padres compraron la antigua propiedad de los Farrell y desde entonces disfrutamos de vuestra compañía todo el año.
-¡Vaya! Por fin aparece Kate. Ya tengo hambre y estoy deseando probar el roastbeef, mami dice; que el mejor de Inglaterra no puede ni compararse con el de Marta.
-Fay tiene razón, vamos, pasemos dentro y ayudemos a la cocinera con los preparativos de la cena. ¿ Avisaste a todos los demás invitados para que acudiesen a las ocho?
-Ya lo creo.., oye Tess, ¿ Porqué mi hermano encuentra tan atractiva a Kate? No es que sea fea, pero es que no comprendo como a los chicos les gusta estar con ella. ¡Debe resultarle muy difícil jugar al fútbol o montar en bici con esos pechos tan enormes..!
Tess, no pudo evitar una gran sonrisa al oír ese comentario inocente e impostando la voz le reprendió con dulzura.
-Veamos.., ¿ Eso es lo que a ti te preocupa?. Será mejor que vayamos dentro y comiences a pensar en la suculenta cena que nos espera.