Revista Literatura

Capitán Patapincho

Publicado el 15 octubre 2011 por Migueldeluis

El orgullo agiganta tus defectos

Cuarenta y tantos, barba poblada, ojos azules profundo, tiene que ser un pirata

CC –sa –by Shane Gorski

Había una vez un capitán pirata…

que como todos los capitanes piratas tenía sombrero emplumado, parche en el ojo izquierdo, loro parlanchín y pata de palo. En todos los encuentros de piratas en la Isla del Tesoro siempre salía perdiendo porque ninguna de sus cosas piratas eran chulas.

Su sombrero estaba muy viejo, el parche era de cuero de vaca, el loro no hablaba latín y su pata la había cortado de una silla. Así que se dijo voy a ponerme un picho de plata en la pata y así podré pavonearme delante de todos mis amigos bucaneros.

Y así lo hizo, consiguiendo ser el rey de la fiesta.

Cuando volvió al barco los marineros piratas le dijeron –Capitán, quítese ese pincho de la pata que va a ser malo para el barco.

Pero el capitán, que para eso era el capitán, no le hizo caso a nadie.

–No, yo soy el capitán y éste es mi barco e irá a donde a mí me lleguen mis ganas de pirata.

Y como era el capitán le dejaron hacer. Pero pronto, con el pincho de su pata el capitán iba haciendo agujeros en el barco y empezó a entrar agua.

–Capitán, –le dijeron los marineros, –quítese el pincho por favor, que nos hundimos.

–¡Mentira!, sólo queréis quitarme mi pincho, pero yo soy el Capitán Patapincho y mi barco irá a donde yo quiera.

Siguió entrando agua. Tanta que ya no se podía hacer nada por el barco, que se iba a hundir. Los marineros, asustados, arriaron un bote al mar y escaparon sin su capitán, por miedo de que si iba con ellos en el bote, también lo hundiría con su pincho.

Pero al Capitán Patapincho, muy valiente, le daba igual –¡Qué se vayan!, –le dijo a su loro. –Yo soy el Capitán Patapincho y mi barco se irá a donde yo quiera.

–Al fondo del mar, tonto, al fondo del mar –le gritó su loro asustado por las lenguas de agua que ya degustaban la cubierta.

–Pues si se va al fondo será porque yo he querido –replicó el pirata clavando otra vez su pincho con autoridad en las quebradas maderas.

Dos minutos más tarde el barco se fue al fondo del mar, con el Capitán Patapincho dentro, y se lo comieron los peces hasta los huesos y ya sólo quedó para siempre el pincho del Capitán Patapincho.

Quien tenga mente para entender, que entienda.

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