Capítulo 1: todo tiene un principio...

Llevo tiempo queriendo hacer algo diferente. Algo que me ayude a expresar como soy y cómo he querido que fuera mi vida. Y sea (en presente). Probablemente muchas seamos las que tenían unas expectativas determinadas y al llegar a cierto punto, nos paramos y decimos: “no he hecho ni la mitad de lo que pretendía hacer”. Tengo amigos que critican el hecho de planear la vida como si de un calendario se tratara. Yo también lo he hecho. Y sin más, me planteo organizar muchas veces mis objetivos, ilusiones y sueños en determinado día, mes o año. Y no, imposible!!! Eso no lo podemos controlar jamás; es más, lo más bonito que puede suceder es que no lo puedas hacer justo cuando lo tenías programado, sino que ocurra de repente. Todo se disfruta muchísimo más cuando no lo planeas, el “factor sorpresa” es indispensable en la vida. Te llena, te alegra el día, y como soy fiel creyente en que la felicidad se compone de simples momentos, le sumo un valor añadido con los beneficios de la “imperfección”.
De ahí que esta entrada se sospeche larga. Pues quiero recorrer mis objetivos, ilusiones y por qué no? Desahogar mi vida con los que me leen.  Así, esta es la primera de muchas de “mis historias”.
En entradas anteriores di la pista: siempre “quise ser artista”. No es broma no, es cierto. Con tan solo 5 años me plantaba delante de la TV, viendo a mis cantantes favoritos y actores y actrices que se dedicaban a la música y la danza. Nunca fui por ese camino; la mayoría de las niñas asistieron a clases de ballet, por ejemplo, yo no. Sin embargo, no lo hacía mal. Vengo de familia “fiestera”. Como digo yo: “nos gusta más un baile que comer”. Pero se quedó ahí, en una afición… Sin embargo, toqué instrumentos desde los 5 años y hasta el momento, no lo he olvidado. Aprendía uno nuevo cuando me entraba la curiosidad y de repente, me dio por cantar. Algo que me llena aunque no lo demuestre demasiado y no sea una “maquina”. Muchos decían y dicen que lo hago bien (yo soy más crítica conmigo misma y quizá no me pongo tantas “estrellitas”, pero me defiendo). Al llegar a la adolescencia todo se intensifica y quieres vivirla al máximo, y sumándole la atareada vida académica que se requiere en el instituto, dejé de lado esas aficiones. (Solo aparcadas, nunca abandoné). Ahí nacen sueños, formas de ver el futuro y pensamientos que hacen que quieras ver tu vida y vivirla de determinada forma. He ahí mi primer sueño: dedicarme al mundo del espectáculo; cantar y bailar sobre todo. Soy amante de los musicales, a horrores!!!! Si, aunque por donde vivo, no tenga la oportunidad de poder disfrutar de muchos, pero lo intento. En fin, esas ilusiones pronto se disiparon y ayudó mucho mi excesiva timidez y “miedo” a cantar delante de los demás. (Como anécdota diré que muchos de mis amigos y familia, descubrieron que cantaba hace a penas dos años… jiji). Cuando acabas el instituto no te queda otra que decidir qué hacer, yo hice bachillerato artístico, porque si, tengo una bonita afición y es pintar y dibujar. También me encantaba. Fueron dos de los mejores años de mi vida si duda. La diversidad que había en la escuela de arte, la gente, diferente, sin estereotipos sin ETIQUETAS!Añoro esa época. Así aprendí, que:Los sueños son espectáculos que, o bien participas en ellos, o bien te conviertes en espectador.Continuará…