Aquel lunes no era en nada diferente a otros posibles lunes del curso. Como todos los lunes Alex se levantó, se ducho y vistió antes de bajar a desayunar. Daba un beso a su madre una vez en la cocina listo para desayunar y se sentaba a desayunar solo mientras su madre iba a cambiarse y a ducharse.
Alex nunca tardaba mucho y por eso siempre le daba tiempo a hacer algo más antes de que su madre estuviera lista. Por eso aquel día cogió todas sus cosas y se sentó en el sofá a esperarla, aunque no se llegó a tumbar. Si se hubiera tumbado se habría quedado dormido en cero coma.Cuando su madre bajo ya habían pasado casi diez minutos. Como le solía llevar en coche Alex en cuanto la vio puso rumbo a la puerta del garaje que estaba al otro lado de la casa. Pero su madre le detuvo diciendo:-No, hoy no iremos en coche -le dijo-. Vamos andando y así podemos hablar tranquilamente.Alex no conocía a su madre lo suficiente para saber que significaba aquello pero no creía que viniendo de ella fuera algo malo. Sino que quería dar una vuelta con su hijo, ya que quedaba algo más de media hora para que ambos entraran a sus respectivos lugares.A Alex el camino se le hizo cortísimo, no pararon de hablar en ningún momento y por primera vez en todo el tiempo que llevaba con sus padres preguntó:-¿Este fin de semana tenemos algún plan?Mal hecho.-¿Me lees la mente? -le preguntó su madre-. No te voy a adelantar nada más, pero esta noche tendrás una sorpresa -le confesó su madre-, aunque por favor hazte el sorprendido. Porque supongo que te harás una idea de lo que puede ser.-Creo que sé lo que puede ser –le dijo Alex-. Aunque también puede que sea todo lo contrario así que prefiero no decir lo que estoy pensando ahora. Esperaré hasta la noche.Cuando dijo aquello justo estaban pasando por delante de la puerta del instituto. Le dio un beso a su madre y entró. Hoy no le esperaba un día duro, los exámenes ya los había tenido y no tenía asignaturas que no le gustaran. Aunque claramente el día iba a ser demasiado largo para su gusto.Se sentó junto a sus amigos en el patio y esperaron a que tocara el timbre. Justo en aquel instante Alex se dio cuenta de que era uno de los pocos lunes desde que le pasaban cosas con ellos que iba a clase. Aunque a aquellas alturas ya no le parecía nada extraño.Como justamente él pensó el día no le hizo duro, sino largo y cuando el timbre de última hora sonó a Alex le recorrió una sonrisa de oreja a oreja que hasta a él le sorprendió haberla hecho tan grande.Ya quedaba menos para que sus padres, que estarían en casa cuando él llegara, le dijeran la sorpresa.Su camino de vuelta a casa no lo hizo corriendo porque no levantaba los pies del suelo porque si no se llamaría así. Iba tan rápido que en un par de minutos ya veía su casa. Se notaba claramente que le esperaba algo bueno, y no quería esperar más para saber que era aquella sorpresa que le habían preparado sus padres.Cuando llegó sus padres le dieron una merienda que ya le habían preparado anteriormente y se sentaron en la sala. Alex estaba a punto de escuchar la sorpresa que llevaba todo el día esperando y tenía claro que le iba a impresionar y gustar.-Bueno hijo, ¿Qué tal el día?- preguntó Jose, pero al ver la cara de su hijo fue al grano-. Voy a ir al grano, tu madre y yo llevamos un tiempo planeándolo y como la semana que viene ya es Semana Santa…¡Era verdad! La semana que viene ya era Semana Santa y Alex ni se había dado cuenta… Claro, en el orfanato no lo celebraban para nada pero tenía que ir aprendiendo lo que hacía la gente normal.-Iremos este viernes a las… ¡Islas canarias!- dijo Jose dejando sin aliento a Alex.Las islas canarias habían sido su sueño desde que nació, se le hacía raro que lo supieran pero claro; Los curas les habrían contado todo sobre él. Desde sus gustos hasta sus sueños e ir a las islas canarias era uno de ellos sin duda alguna.Alex se puso eufórico, empezó a dar las gracias a sus padres mediante palabras y abrazos. Olvidándose por un momento de que aquel domingo sabría qué había sucedido en la misión de Bruno y David.Ni se le ocurrió preguntar hasta cuando estarían porque no le importaba, iba a cumplir uno de sus sueños y eso era lo que realmente importaba.Una vez metido en la cama Alex tardó muchísimo en dormirse pero se acordó de lo de la misión y se dijo que tendría que ir cuanto antes al orfanato.Cuando se durmió no pudo dormir mucho porque dos horas más tarde se levantaba chillando de dolor y treinta segundos después apareció su madre con las pastillas que les dio el médico para el dolor, ojalá le hicieran efecto.Después de tres minutos más de dolor Alex dejó de notarlo y dio gracias al médico en silencio por las pastillas, le habían ahorrado un gran trago de dolor que no tenía por qué sufrir. El resto de la noche lo pasó tranquilo y sin dolores, gracias a Dios. Su único sueño fue él tumbado en las playas de Tenerife, Lanzarote… Todo un paraíso que en breve vería en persona.Nota de autor:
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