Revista Literatura

Capítulo 58 - Duende

Publicado el 02 febrero 2011 por Ddmx
Desvaríos:
La soledad no está tan mal.Espero que nadie se crea lo que acabo de escribir… no sé por qué no lo borro.
Ahora si que no recuerdo haber tomado las pastillas en los últimos días. Ya empiezo a entender que, si que es posible, el haber sido totalmente sincero en la 2º entrevista psicológica, la de la clínica.Y la del centro de salud mental… si, supongo.
El poder moverme guiado por las ansias de hacer algo, en este caso ser donante de esperma, me ayuda a valorarme.Haber hecho fotos, y seguramente madrugar el miércoles para hacer unas cuantas más, me ayuda a entenderme.Escribir… escribir, me ayuda… supongo que a valorarme, ver como soy, entenderme y quizás comprenderme del todo.
Ayudarse a uno mismo y saber el “como”. Como ser social dependo de los demás para este tipo de cuestiones.Estaría bien tener a alguien. Pero supongo que… todo lo que toco lo rompo.En teoría y basándome en acontecimientos pasados, doy buena suerte.¿Necesitas sacarte la selectividad?¿Aprobar el carnet de conducir?¿Encontrar pareja?¿Encontrar trabajo?Yo sin querer muevo energías y “et voilà” la solución.
Sin embargo, los extraños fogonazos de suerte no compensan nada, al tener que verme para que sucedan. A nadie le compensa.
Capítulo 58º
Lunes. 2ª donación:
Que imagen por dios… Allí sentado mirando al tubito de plástico.Me puse a indagar y una de las cintas si se veía, y no era el vhs de “MAN: Especial brasileñas”. No sé de que iba pero comencé a ver la película a cámara rápida, después de unos anuncios de otros films de la misma productora, empezó la peli. Un hombre y una mujer… debe ser francesa… la película, y la actriz, el tenía más pinta de Europa del este. A los 4 minutos la cinta se corta. No note nada.
Al salir se me informa, de que hoy se me pagará la primera donación.Así es, luego de ir a recepción y pedir cita para el jueves, me dan un sobre.
Al poco tiempo de haber salido por la puerta, y tras unos cuantos pasos, abro el sobre y veo 2 billetes de 20€ cada uno.Como la donación debe ser de carácter altruista, no se puede percibir un dinero por ello. El dinero que se suele dar en estos casos es en concepto de “desplazamiento”. A mí con 3 euros para el bus me llegaba.
No sé que hacer con el dinero. Y aun sintiéndome frustrado, atemorizado, y sobrepasado en lo concerniente a mi estado mental, me encuentro bastante… normal…
Debería deshacerme de la “L” de dios.
Martes 18 de Enero:
En cama:
Iba todo demasiado bien…
Tengo un “pastillero” metido en mi mesilla de noche, por si las moscas.No sé si es buena idea, pero tampoco voy a dejar nada al azar.La habitación se encontraba solamente iluminada por mi flexo amarillo, y este apuntaba su torcido esqueleto hacia la propia mesilla.Me quité las lentillas, guardándolas en un cajón, mientras dejaba las gafas cerca por si pasase algo.A la izquierda de mi cama -si tomamos como referente, el estar tumbado en ella boca arriba-, se encuentra la susodicha mesilla, y a la izquierda de esta, el armario empotrado, que por un descuido dejé abierto esa noche.
Tiene 2 tablones de madera para conformar 3 espacios donde guardar la ropa. En el superior están las camisetas, sudaderas, jerséis, y poco más.Ahora viene lo gracioso.Vale, estaba sin gafas, tengo miopía y un ligero astigmatismo en el ojo izquierdo, pero… es que el momento que viene a continuación no tiene precio.
La ropa empezó a moverse, pero yo no la intuía como ropa, yo veía a un señor viejo con un enorme bigote gris que me miraba con aire irrisorio. Había una mujer con un mandil, y luego una especie de duende marrón.Al ver al duende estuve a punto de gritar: ¡Arqueros! ¡A las torretas!... por lo menos tomármelo con humor.- Es cierto que estoy loco ¿verdad? – pregunté-.Las caras de esos seres, casi ni se movieron, pero juraría que me hacían gestos o muecas. Intentaban decirme que si, como suspirando y con tono melancólico.- ¿Podéis ayudarme? Por favor…El duende asintió con la cabeza y empezó a hacer rodar un molino.Tenía tanto miedo que me puse las gafas. Pero seguí viendo cosas que se movían. Aunque en esta ocasión se asemejaba más a una rata gigante, con el pelo lacio, trepando hacia el fondo del armario.En ese momento, supongo que llevado por el pánico encendí la luz del techo, que en realidad es una bombilla (ya compraré una lámpara cuando pueda). Eran dos sudaderas, una gris y naranja, o naranja y gris, y una gris con rayas en azul marino, o azul marino con rayas grises. Debajo de estas, un par de camisetas de manga larga de colores vivos.Esa noche tuve que tomar media pastilla de Idalprem.
Miércoles 19 de Enero:
Madrugo y a las 9 de la mañana me encuentro en la playa de Samil.Hay un par de limusinas delante de lo que era un after-hours muy conocido. Ahora esta cerrado, a saber desde cuando.Camino por el paseo de la playa viendo a bastantes personas haciendo footing, también sobre la arena la gente corre.Bajo hasta unas rocas para tomar fotografías, es a lo que he venido.Entre mi casa, y la playa de Samil, hay una especie de paseo. Decido prescindir del autobús e ir por allí sacando fotos si así me lo indicase mi mente. En realidad fue un no parar.
Rodeados de industrias; un pantano, preciosos graffitis, gente caminando en un sentido u otro, bancos, patos, gorriones, árboles, y agua, mucha agua.
Me limito a caminar, y cuando veo que se frunce mi ceño, y mis pies se detienen, es cuando observo a mí alrededor.En ciertas tribus, existe la creencia de que si te sacan una foto, te roban el alma.
Por eso me pregunto… ¿No es lo más hermoso del mundo que alguien te robe el alma?

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