Ya estaban los cuatro de vuelta a casa, nadie hablaba. Todos iban en el coche en silencio. Hasta que Laura lo rompió.
—Tengo que deciros que os estará toda la familia esperando en casa cuando volváis —todos se quedaron anonadados— Lo hago por vosotros, no por mí. En serio, decídselo o lo haré yo.Nadie volvió a articular ninguna palabra.Muy lejos de allí…«Tengo que salir de aquí, hoy es el día. No aguanto más.»Miedo, estaba aterrada pensando en todas las cosas borrosas que tenía en su cabeza. Pero tenía que superar aquel miedo si quería salir de ahí. Y lo iba a hacer, era muy fuerte.
Empezó a buscar cualquier sitio por el que poder escapar de aquella oscura sala. Solamente había una puerta, la cual tenía pinta de antigua. Una ventana que estaba bastante alta y las paredes eran como de piedra, o al menos eso apreció desde el centro de la sala. «¡Claro! Estoy en una bodega! —por fin se dio cuenta de dónde estaba y empezó a pensar con claridad.»Llevaba un par de días haciendo que tragaba las pastillas que le daban dos veces al día, pero realmente las escondía debajo de la lengua y las escupía. Aquella era la razón por la que no había intentado escapar ningún otro día, ni siquiera había podido pensar con claridad.De repente le pareció ver una especie de reflejo al otro lado de la bodega, más exactamente debajo de la ventana. «¿Un cristal? ¡Tengo que cogerlo!»Haciendo un esfuerzo sobrenatural para su delgado cuerpo, empezó a intentar hacer la silla, en la que estaba atada manos y pies, saltara en dirección la ventana.Unos cinco minutos después logro estar al lado, pero ahora quedaba la peor parte. Tenía que coger aquel cristal, y para ello tuvo que tirarse con la silla hacia atrás para que sus manos estuvieran en el suelo. Haciéndose de paso un dolor espantoso en las manos.Un poco más tarde logro tener el cristal entre las manos, pero le temblaban todavía por el dolor y estaba cortando demasiado despacio la cuerda. Por un momento temió que alguien bajara y la descubriera haciendo aquello.«Esto parece más fácil en las películas —se dijo, porque realmente le estaba resultando extremadamente complicado.»Un rato después tenía las manos desatadas, pero la inflamación que sufría debido a todos los rasguños y moratones crecía por momentos. Empezó rápidamente a cortarse la cuerda de los pies, la cual a penas tardó en cortar. En cuanto estuvo desatada completamente se levantó y empezó a saltar un poco, saltaba porque sus manos estaban prácticamente inutilizables. De repente se empezaron a oír sonidos por fuera y se volvió a sentar en la silla haciendo que seguía atada instantáneamente. Tenía un plan.Segundos después la puerta se abrió y el mismo chico de todos los días entró por la puerta con una pastilla en la mano y una botella de agua. Esperó hasta que estuvo a penas cinco centímetros de ella para darle una patada en el sito más doloroso y empujarlo contra el suelo. Corrió hacia la puerta y la cerró con el pestillo que tenía fuera. No se oía nada de fuera, pero efectivamente era una bodega que estaba en un sótano.Todo había sido demasiado rápido, y de repente empezó a pensar sobre la mujer del chico. ¿Y si estuviera fuera? ¿Qué la harían si la volvieran a coger? Pero no era tiempo de hacerse preguntas. Era el momento de actuar.Subió corriendo las escaleras del sótano, y acabó agotada. Hacía mucho que no comía nada, apenas tenía energía. Pero a pesar de ello abrió rápidamente la puerta y dio gracias a Dios a que al sótano se entraba desde el jardín.Los primeros rayos de sol que veía en, ¿Días? ¿Semana? No tenía forma de saberlo estando ahí abajo atrapada y drogada dos veces al día. Rayos que pudieron iluminar su perfecta figura que estaba en su peor forma ya que llevaba muchísimo sin comer, y su rostro lucía horrible. Aquella era la primera vez en su vida en la que no se la reconocía, estaba tan herida, sucia y magullada que apenas se podía reconocer el bello rostro de Sara.Por aquella razón un unos segundos ya estaba fuera del jardín que daba a la calle. Empezó a correr dirección ninguna parte, ya que no tenía ni remota idea de dónde estaba. E inconscientemente bajó la calle de la casa de Alex justo unos minutos antes de que llegara él.Corrió hasta abajo y cuando vio un taxi casi empezó a llorar. Siguió corriendo en aquella dirección pero físicamente no podía más. Pero era tan testaruda que se exigió más de lo que podía dar en aquellas condiciones pésimas.—Por favor, por favor —empezó Sara a decir al taxista—. Lléveme al orfanato de Santa Catalina.Aquello fue lo último que dijo justo antes de caer desmallada en los brazos de aquel seños desconocido, que menos mal que era una buena persona y le llevó lo más rápido posible al orfanato que ella le había dicho.En casa de Alex…— ¡Bienvenidos! —gritaron todos los familiares a la vez en cuanto vieron entrar a aquellos cuatro.Se empezaron a saludar unos a otros y en cuanto acabaron de hacerlo Alex, Laura, Bego y Jose subieron rápidamente arriba a dejar las cosas antes de volver a incorporarse a la fiesta de bienvenida que tenían abajo.
Pero justo antes de bajar Alex le dijo a su prima y a sus padres a la vez.—Por favor, no digáis nada hoy. Es nuestra fiesta de bienvenida y no podemos arruinarla —intentó convencerles—. Lo haremos el próximo sábado que haremos comida familiar. Por favor hoy no lo hagáis.Al parecer los tres, para sorpresa de Alex, estuvieron de acuerdo. Incluso su prima, la reacción de Laura era la que más le había sorprendido.Y todos juntos en familia disfrutaron al máximo aquella celebración familiar ignorando que una dulce chica lo estaba pasando fatal de viaje al orfanato, en una cuestión de vida o muerte.Nota de autor:Espero que os haya gustado, porque el final se empieza a aproximar. Por favor dadme vuestra opinión en un comentario o por alguna de mis redes sociales.Y que sepáis que el blog a penas me importa, lo más importante para mí en estos momentos es wattpad. Que subo la versión más “profesional”, por así decirlo, de esta novela. Os dejo el enlace del capítulo dos, que es el último que he subido allí por si os interesa leerlo. http://www.wattpad.com/70970264-sue%C3%B1a-conmigo-por-favor-cap%C3%ADtulo-2
Muchas gracias por todo, y ¡hasta la próxima!