Pero aunque todos pensaran que aquello fuera algo que Alex no quería hacer, realmente no había Alex. Ni siquiera estaba pensando en nada, no pensaba nada, tenía la mente en blanco y solamente escuchaba.
Pero el día que le dieron el alta aquello cambió, era viernes por la noche cuando se la dieron y cuando todos los que estaban con Alex en la sala le dejaron solo todo cambió.—Hola Alex —le dijo apanada Sara—, por favor, despierta, y venme a ver. Venme a ver en cuanto sepas todo lo que necesitas saber, pero por ahora limítate a despertar.Sin decir nada más y sin esperar la respuesta de Alex se desvaneció, de la misma forma rápida que había aparecido desapareció. Fue algo demasiado efímero, a Alex le hubiera gustado que se hubiera quedado más. Desde que había tenido aquella pesadilla mientras había estado inconsciente había dejado su mente completamente en blanco, pero siempre preocupándose por ella. “Alex, ya lo has oído, despierta.”, se dijo a sí mismo justo antes de que Bego y Jose llegaran a la habitación.—Nos vamos a casa cariño —le dijo Bego dándole un beso en la frente.—Sí, y mañana tendremos que tener una conversación seria —le dijo más serio que nunca Alex—, y quiero que toda la familia esté allí. Porque sois unos mentirosos.Dejó sin palabras a ambos, y de aquella forma fueron a casa. Nadie articuló ninguna palabra. Era una noche triste, estaba lloviendo y hacía que todo fuera mucho más oscuro y deprimente. Pero a ninguno le importaba, porque todos estaban completamente sumidos en sus pensamientos.Bego estaba comiéndose mucho la cabeza mientras Jose estaba enviando a toda la familia que mañana fueran a comer a su casa.“Mañana me tendrán que dejar claro todo, ese niño me suena, y que no me lo hubieran dicho antes”, decidió dejar de pensar en ello ya que empezaba a sentirse furioso. Si algo no soportaba es que le mintieran o que no le contaran toda la información que realmente había, pero no solo con sus padres, con todo el mundo en general.Se metió en la cama malhumorado y se puso el despertador a la una y media, ya que su padre había quedado con la familia a las dos. Pero pese a que no tenía absolutamente nada de sueño se tomó una pastilla para dormir, quería hacerlo y olvidarse de todo un poco. Porque estaba harto, harto de las mentiras, harto de jugar en el juego de los demás mientras él aún no sabía a qué juego estaba jugando.A la mañana siguiente cuando el despertador sonó Alex se levantó rápidamente a apagarlo, y frotándose los ojos y después de quitarse la ropa se metió a la ducha. Estaba con las cargadas, aquel día pasarían una infinidad de cosas, pero se sentía con fuerzas para aguantar todas y cada una de ellas.
Cuando acabó de ordenar su cuarto y vestirse subió al desván antes de bajar abajo cogiendo una de las fotos que vio hace días y la escondió en su habitación, más exactamente debajo de la almohada, para luego, porque por ahora solo quería disfrutar de la comida.
Bajó a la planta baja y todos le esperaban. Todo fue lo típico, esas típicas y cansinas preguntas que te hace tu familia cada vez que te ve.—¿Qué tal estás cariño? —le fue a preguntar su abuela según bajo las escaleras.—Muy bien abuela Tere —dijo dándola dos besos en la mejilla.—Qué guapo estás primo —le vaciló su primo Ander haciendo que Laura y ellos dos rieran.Y todo lo demás fue parecido, hasta tal punto que Alex prácticamente soltaba la respuesta antes de que sus familiares le preguntaran nada. Media hora después salieron todos al jardín trasero a comer, ya estaba seco. Hacía mucho calor, aquella sería la razón por la cual había pasado todo de estar tan mojado como anoche a no notarse ni una pizca de humedad. La comida le sentó como una canción angelical para el estómago de Alex, ya que había estado tres días comiendo la basura de la comida del hospital. Así que una paella con marisco fue lo mejor que le podían haber puesto en la primera comida en su casa después de tanto tiempo.La comida estuvo bien, y el tiempo se pasó volando como tantas otras veces. Y tan rápido se pasó que hasta las siete no se sentó toda la familia en el salón dispuesta a escuchar todas y cada una de las palabras que Alex iba a soltarles. Alex subió rápidamente a por la foto que había dejado debajo de su almohada y bajó tan rápido que a poco se calló rodando por las escaleras, “Menos mal”, pensó a Alex en cuanto recuperó el equilibrio.Cuando entró a la sala intentó relajarse, pero el nerviosismo y el enfado le descontrolaron completamente antes de que empezara a hablar. Y por aquella razón cuando lo hizo tenía un todo de voz muy elevado, que intimidó un poco a todos ya que nunca le habían escuchado gritar enfadado. —¡¿Qué es esto?! —Gritaba Alex mientras les dejaba ver la foto que había cogido del desván—, ¡¿Por qué no me dijisteis que tuvisteis un hijo?! ¡¿Acaso era mejor recurrir a la mentira?! Laura corrió a abrazar a Alex y a invitarle a sentarse mientras Ander intentaba decirle que se tranquilizara.Porque lo que Alex estaba a punto de escuchar era casi peor, y no se lo esperaba.—Alex —le dijo Bego acercándose a él y cogiéndole de las manos—, te lo voy a explicar todo desde el principio, ¿Vale? —Está bien —dijo más relajado.—Solo espero que escuches todo, y que nos dejes dar razones cuando acabemos.—Que sí, que sí —dijo Alex perdiendo la paciencia y haciendo caso omiso de aquellas últimas palabras de su madre.Segundos después su madre empezó a hablar, empezó a relatar toda la verdad.—Cuando tu padre y yo nos casamos hace dieciséis años no tardé en quedarme embarazada. Y nos fuimos de la ciudad, como ya te dijimos, y dejamos a nuestras familias de lado. Nadie sabía que íbamos a tener un hijo. Y nueve meses después de aquello tuve dos preciosos gemelos. Ambos estábamos muy emocionados, y queríamos muchísimo a nuestros hijos.»Pero un día, mientras estábamos de camino al parque ocurrió lo peor que podía haber ocurrido. A Alec, que es como se llamaba uno de ellos, le encantaban los coches y corrió hacia la carretera a ver uno, mientras nosotros estábamos en el parque. Y no le vimos. Para cuando nos dimos cuenta de que Alec faltaba era demasiado tarde, un coche lo atropelló. Pudimos ver sus ojos antes de que nuestro pequeño falleciera, y es una imagen que tendremos en nuestras cabezas. Debido a aquello decidimos que por el bien de el único hijo que nos quedaba dejarlo en un orfanato. Para cuando tuviéramos la madurez que necesitamos en aquel día poder estar con él como padres.Hizo una breve pausa y Bego se echó a llorar. La mitad de la familia también lloraba.—Y ese niño eras tú, Alex —acabó Jose, también medio llorando—. Somos tus padres biológicos.El rostro de Alex fue más inexpresivo que nunca, estaba tan anonadado que no podía decir nada y lamentablemente el primer sentimiento que sintió después de aquel parón de corazón repentino fue la ira. La ira que reaccionó frente a la mentira en la que había vivido.A veces las verdades llegadas tarde eran las que más dolían, y a Alex le dolió demasiado.—¡OS ODIO! —les gritó Alex mientras empujó al suelo a su madre bruscamente y para salir corriendo milésimas después de casa.Nota de autor:Espero que os haya gustado el capítulo, esto se va acabando. Pronto subiré el próximo capítulo, y os recuerdo una vez más que estoy reescribiendo la novela en wattpad modificando algunas cosas, y espero que la leáis allí. http://www.wattpad.com/story/22919177-sue%C3%B1a-conmigo-por-favor
Un saludo y hasta la próxima.