Revista Talentos

Capítulo 74. Penúltimo capítulo.

Publicado el 28 noviembre 2014 por Xabifernan @UnBloggeroMas1
Capítulo 74. Penúltimo capítulo. Empezó a correr por la amplia calle dirección la estación de buses que había en la parte baja, iba más rápido que nunca. Raramente sus pies no se despegaron del suelo y empezaron a volar. La furia les estaba haciendo aquello, estaba desesperado, necesitaba correr.

Se sentía por los suelos, engañado y no querido.Todos y cada uno de ellos le había engañado, incluidos sus primos. Pero le molestó mucho más por la parte de Laura, porque prácticamente le había hecho aquello que él una vez le hizo, y le destrozó por dentro que lo hubiera vuelto a hacer cuando se supone que ya no iba a haber más secretos entre ellos.Pero él era fuerte y sabía que lo que necesitaba era seguir corriendo. Estaba claro que lo único que quería, por mucho que en tres horas más o menos fuera a amanecer, era ir al orfanato. Aquel sitio que no le dio nada y a la vez le dio todo.Siguió corriendo sin parar, y cuando llegó a la parada e intentó parar necesitó unos metros más para seguir disminuyendo la velocidad, si no los hubiera tenido en aquella ocasión sí, se hubiera caído de una forma espectacularmente dolorosa.Cuando por fin se detuvo volvió andando a la parada, la cual había dejado unos metros atrás. No había nadie, pero no le extrañó, poca gente de aquel pueblo salía de él, y aquel día lo único que quería era no encontrarse con nadie. Aunque en aquellos momentos, en los que se sentó en el banco y se dispuso a mirar los horarios, informándose de aquella forma de que al bus le quedaban nada más y nada menos que tres minutos, se relajó. Ya que la carrera que acababa de pegarse le había dejado sin fuerzas y sin aliento.Poco a poco todos aquellos sentimientos como el enfado, la ira, la furia… Se fueron extinguiendo como si nunca hubieran estado ahí, pero mientras aquellos desaparecían otros que habían estado más escondidos hasta ahora salieron, la depresión, la tristeza provocada por el engaño…El bus ya estaba parado frente a él, y antes de entrar en él echó un vistazo por la calle hacia arriba, con los ojos llenos de lágrimas que se negaba a dejar brotar de sus ojos, y vio como la mitad de su familia estaba corriendo hacia allí.“Lo siento”, fue lo que pensó antes de subirse al bus y pedirle que arrancara rápidamente. En aquello momentos lo que menos quería era estar con su familia. Solo necesitaba dos personas, las personas de su vida,  Bruno y Sara, aunque a ella no la podría ver ya que seguía sin estar en el orfanato. O al menos eso creía él.Cuando se sentó en la parte de atrás de aquel vacío autobús y miro por la ventana hacia atrás no pudo contener las lágrimas. Ahí estaban, en la parada que aquel bus acababa de dejar atrás la mitad de su familia llorando, les notó a todos y cada uno de ellos destrozados, hasta sus primos lloraban. A Alex le sentó fatal aquello, y otro nuevo sentimiento volvió a apoderarse de él, la culpa.

En la parada del autobús…Todos estaban sumidos en un llanto incalmable.

Esto es culpa mía las lágrimas de Bego ya habían empapado gran parte de su ropa, tendría que habérselo contado en cuanto volvió con nosotros.Es nuestra culpa, Bego. Yo también tengo mi responsabilidad en eso, fue decisión de los dos Jose también estaba llorando, y todo su optimismo parecía haberse esfumado. Los dos se abrazaron mientras las lágrimas de sus ojos se dosificaban.También es culpa mía, él me hizo algo parecido y me enfadé muchísimo con él y ahora yo soy la que le ha hecho lo mismo se culpó a ella misma Laura también.Ander no podía articular palabra, al igual que la gran mayoría de los allí presentes, y lo único que pudo hacer fue buscar refugio entre los brazos de su prima, aquellos brazos que tanto había echado en falta durante todo aquel tiempo.Todos estaban buscando refugio en los que tenía al lado, necesitaban un abrazo y acabaron todos los presentes abrazados dos a dos entre ellos.Pero, de repente, el teléfono de Jose sonó. Y a todos se quedaron anonadados cuando Jose dijo en voz alta:Es Alex.

Mientras aquello ocurría, en el autobús…Alex se sentía culpable de aquello, y al ponerse a pensar en ello era él que había hecho todo. Había tirado a su padre al suelo, les había gritado palabras de odio… Y todo aquello, ¿Por qué? Porque se había sentido engañado y no querido. Pero no se había dado cuenta que sus padres solo habían esperado al momento en el que le había visto, “preparado” y su curiosidad había hecho que todo aquello se adelantara al momento equivocado. Y otra cosa de la que aún no se había dado cuenta fue que todos le habían querido como a un hijo durante todo aquel tiempo, y se lo habían dado todo, absolutamente todo para él.

Y cuando todas aquellas cosas se le estamparon en las narices la culpabilidad fue más fuerte que nunca, y las lágrimas que brotaban de sus ojos se empezaban a convertir en mares que caían en su pantalón. Solo podía hacer una cosa, necesitaba llamarles, pedirles perdón por todo lo que les había hecho.Sacó su teléfono móvil y marcó el número de su padre, tres tonos después su padre descolgó el teléfono.Hola, papá —dijo destrozado.Hola hijo le respondió él que también estaba llorando, lo siento lo siento muchí…Pero Alex no quería aquello, solamente quería disculparse él, y le cortó antes de que pudiera acabar de decirle aquello que estaba claro de que le hundiría más todavía. Yo soy el que tiene que disculparse dijo Alex perfectamente consciente de que su padre tenía el altavoz y toda su familia le estaba oyendo. Vosotros me habéis querido como nunca lo ha hecho nadie, y me lo habéis dado todo ciegamente. Y no he sabido verlo, siento haberme comportado como un crío y haber hecho todo lo que he hecho, no debería haberlo hecho. Además me acabo de dar cuenta de que si no llega a ser por mí vosotros me lo hubierais dicho en el momento adecuado y nada de esto habría ocurrido, lo siento muchísimo. Estoy de camino al orfanato, necesito el apoyo de la gente de ahí. Solo quiero que sepáis que os quiero y siempre os querré, volveré en cuanto esté preparado, no lo paséis mal por mí, prometedlo, prometedlo ahora mismo.La familia conmovida por las palabras que acababa de soltar su nieto, sobrino, primo o hijo no puedo hacer más que contestar emocionados per sin parar de llorar:—Lo prometemos —escuchó Alex al otro lado del teléfono y sonrió levemente mientras seguía llorando.No necesitaba nada más, no quería alargar aquella conversación, porque seguramente la necesidad de volver a casa le comería y eso no era lo que realmente quería en aquellos momentos. Así que finalizó la llamada antes de que nadie dijera nada después de articular un “gracias” y apagó el móvil para que nadie pudiera molestarle hasta que él quisiera.Cuando volvió a mirar fuera del autobús ya estaba en el pueblo al que tenía que llegar, y aún con lágrimas en los ojos salió y se dirigió en dirección al camino que le llevaría al orfanato sin perder tiempo.La culpa ya no le comía tanto por dentro, ahora lo único que necesitaba eran sus amigos, sus amigos de verdad. Aquellos amigos que no se creerían que hoy fuera  a verles ni aunque se lo dijera alguien.Llegó al orfanato media hora después de aquello, y tuvo que correr, ya que las nueve estaban cerca y sabía que a esa hora cerraban las puertas y metían a todos dentro del orfanato. Pero a pesar de haber corrido a penas pudo ver a sus amigos, al único que pudo ver fue a Bruno, que iba el último en la fila que les llevaría dentro del orfanato.Bruno, quien justo antes de entrar al orfanato y que los curas cerraran a cal y canto la puerta gritó:—¡Alex, Sara está en el orfanato!Al decir aquello paró el corazón de Alex completamente, si aquello era verdad mañana necesitaba verla, la necesitaba ya.Por fin algo de alegría empezó a invadir su cuerpo y quitándolo poder a la culpa o el enfado, lo empezaba a necesitar ya y gracias seis míseras palabras de su amigo lo consiguió.“Bruno hace maravillas, y en un futuro las hará más grandes si cabe ”, era algo que siempre había pensado Alex pero no se lo había planteado como algo real hasta ahora.En aquel momento, en el que el sol ya estaba poniéndose por el oeste se dio cuenta de que pasaría una noche muy larga, no había traído nada y tendría que dormir al aire libre, gracias a Dios que al menos hacía una buena temperatura para estar al aire libre.Mañana pasarían muchísimas cosas, muchas más de las que se imaginaba. Sara, Bruno… ¿Qué más necesitaba?


Nota de autor:Espero que os haya gustado el capítulo, porque este es el penúltimo. Sí, el próximo será el último.Seguir la novela en wattpad, por favor. http://www.wattpad.com/story/22919177-sue%C3%B1a-conmigo-por-favor
Un saludo, gracias por el apoyo y hasta la próxima. 

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