Revista Talentos

Capitulo Final.- Su pelo salvaje

Publicado el 28 septiembre 2016 por María José Luque Fernández @sonrisasdecamaleo
Capitulo Final.- Su pelo salvaje........Lavida había cambiado radicalmente desde el momento en que se iniciaron aquellas indeseadas incursiones.
Las cosechas eran arrasadas, las casas desvalijadas, las mujeres ultrajadas y llevadas como sirvientas al interior de la muralla. Los niños menores de 10 años muertos al instante pues no reportaban beneficio alguno.
Las aldeas más alejadas salieron mejor paradas.  Con el tiempo se dieron cuenta de que les necesitaban vivos, si no había cosechas, no tendrían alimentos, manos para trabajar la tierra, materiales para truncar, en fin, todo aquello imprescindible  para su supervivencia.
Los días se hacían largos y tediosos.
No conseguía avanzar tan rápido como había pensado en un primer momento
Era un poco más complicado de lo que parecía  lograr que confiaran en él. A pesar de que casi siempre el estado de aquellos seres era el mismo, no hablaban nunca de sus planes de batalla durante sus largos banquetes.
Llegó a dudar de la existencia de ellos, de alguien que liderara a aquellas bestias.
Aquello podía ser terrible, sólo el hecho de  pensar que unos seres tan despreciables obraran a su libre albedrío, a su antojo, cuando su mente, ó mejor dicho, cuando sus necesidades más primitivas les empujarán a salir de aquel recinto que les separaba de la realidad.
Cada nuevo amanecer era un acercamiento hacia el cráter de aquel volcán que estaba a punto de entrar en erupción.
No podía descuidarse tenía que pensar y rápido en una nueva táctica para descubrir cuales eran sus puntos débiles.
No podía desistir en su empeño. Algún fallo tenían que cometer, de alguna manera tenían que conseguir sorprenderles, dejarles fuera de si, sin capacidad de reacción el tiempo suficiente para activar la yesca, que hiciera prender la mecha que activara la rueda que debía poner en marcha la cadena.
¿Como conseguirlo…..?
La aldea bullía de actividad, no había ningún atisbo de miedo ó de preocupación entre la gente del lugar.
Parecían que estaban bajo el influjo de la marea, el sol brillaba aquella mañana con intensidad y el frío del invierno parecía menor.
Iba aproximándose la primavera y los primeros pájaros procedentes de las islas, se atrevían a realizar incursiones tierra adentro, sus trinos daban un poco de armonía a la triste y monótona  vida de la aldea.
Era como si nunca  hubiera ocurrido nada, un espejismo dentro de una cruda realidad que estaba muy lejos de ser un mal sueño. A veces se despertaba envuelto en  sudor, pesaroso, desorientado y creía haber sido victima de una terrible pesadilla nocturna, pero en breves momentos la fría humedad de los pantanos devolvía a su mente la cordura.
Difícil sobrevivir en un lugar tan poco habitable, el barro, la humedad, los animales que allí dormitaban les hacían permanecer en una alerta continua.
Para evitar ciertas sorpresas dormían  en los árboles, nunca hacían fuego, comían hierbas y frutos y jamás abandonaban los pantanos.
Aquello era mejor que permanecer en las aldeas  expuesto a los ataques de aquellos seres.
Todo estaba perfectamente organizado, grupos de vigilancia, grupo de recolección, cuidadores de niños….
Muy al contrario de lo que sucedía dentro de las murallas, aquí nada se dejaba sin control no podían permitírselo.
Una tormenta se había desatado, se había tornado noche y no paraba de caer agua.
Era muy difícil continuar la marcha en esas condiciones.
El cielo se iluminaba ocasionalmente por algún relámpago y sus siluetas se recortaban en la sombra de la montaña.
El agua les llegaba hasta las rodillas, y su cuerpo pesaba empapado de lluvia.
Aún así no aminoraban, estaban acostumbrados a la humedad y el fango de los pantanos.
Nadie dudaba un instante, aquello debía terminar ya, no podían mantener mucho más tiempo aquella situación,  su alma se iba encogiendo en cada luna nueva.
Era mucho el tiempo que llevaban esperando a que aquella profecía se cumpliera.
En el templo todo estaba dispuesto para llevar acabo la ceremonia de iniciación. Los altares con sus estandartes, la imagen del gran señor…………..
No había más tiempo que perder, aquel era el momento que tanto habían esperado.Sin saber cómo, sincronizados en diferentes lugares estalló la revuelta.…………………El Maestre  observaba a través del catalejo como un buitre volaba en círculos hacía ya un largo rato. La curiosidad le incitó a buscar el porqué. Dejó a un lado el pichel que utilizaba para beber aquel brebaje que le ayudaba a soportar los rigores del invierno sobre sus huesos. Un campesino rebuscaba sin descanso junto a sus perros. Carambola, Aquellos montones que desplazaba a uno y otro lado eran cadáveres. Estaba saqueando a los muertos.
No entendía que había ocurrido, nadie le había avisado de aquella matanza, si bien era cierto, que nadie le rendía pleitesía  en aquel lugar, desde la noche en que los herejes llegaron con sus malas artes y convirtieron la vida en un caótico devenir.
Solamente “El renacer” que según la antigua profecía no debía llegar nunca a ver la luz, produciría en los habitantes de aquella fortaleza una calma desconocida hasta entonces que por supuesto predeciría a la gran hecatombe.………………….
Se mordía el labio para no gritar, la sangre gota a gota resbalaba por la comisura de su boca. La culpa era del jefe de la guardia, él no quería realizar aquella incursión sobre el bosque de los portales mágicos. Él atrajo los malos augurios. “El Quebranto”, como le llamaban, había sido fiero en la lucha, estaba en el borde de la atalaya cuando ocurrió.Un relámpago iluminó el cielo y su espada prendió en llamas.…………………
Sintió un fuerte dolor en la pierna y perdió la noción del tiempo. El Maestre estaba allí cuando despertó. Le obligo a beber aquel asqueroso brebaje que nunca le había gustado, una infusión de amapolas, “Dormirás”.-Le dijo.- no sin antes advertirle que al despertar, donde ahora estaba su pierna, sólo encontraría una horrible cicatriz.
Sobrevivir allí era toda una peripecia, nunca sabes que te va a deparar el mañana. Todo el mundo llora y nosotros nos reímos, vivimos la vida sin más, da igual de pie que tumbados. Cómo el sol y la luna opuestos, así somos………vencedores y vencidos.
Enredados en jirones, polvo, sangre; aquel día todo había desbordado sus expectativas, no paraban de llegar  curiosos para satisfacer naciente sensación. Festín de lujuria sin fin. Ni el Purgatorio podía ser peor que aquello.
Aquel lunático estaba tan seguro de conseguir evitar que “El Renacer” viera la luz, que Iba colocando una encima de otras a aquellas muchachas, pretendía formar un obelisco y prenderle fuego, el fulgor del génesis en todo su esplendor.
Una visión horrenda que estaba degenerando en una celebración multitudinaria, mediante la invocación al todo poderoso, se rogaba por el regreso de los grandes hombres a través de los portales mágicos, a cambio de la vida de aquellas mujeres.

Ellos no eran dignos de entrar a rezar en los templos. Lo hacían allí sobre la arena. Dentro de los atributos de aquellos herejes, estaba el de robar, vestirse con sus ropajes y arrebatarles la vida.…………….


“El Quebrado” oteaba todo aquel vasto territorio, sin encontrar ninguna señal de ellos, parecían haber desaparecido sin más, “tierra trágame”, fue lo único que se le ocurrió pensar cuando en la distancia sus ojos cansados……….
...........Vislumbraron filas y filas de guerreros que surgían de entre la arboleda…………
La profecía, las profecías, se estaban cumpliendo.Ambas……. ¿Cuál resurgiría primero?
Marijose.- Fotografía de la red

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