Capitulo Uno | La Piel del Seductor

Publicado el 28 julio 2015 por Mariejsamuells
Capitulo UnoCuando dos almas están destinadas a estar, no habrá poder humano que las separe, al menos que ellos los deseen”El amor nunca es bonito, nunca es seguro, el amor nunca es la muestra de lo que nos narra aquellas novelas románticas que tanto amo. El amor no tiene esos matices grises que nos enseñaron de niños, el amor solo te hace sufrir.Me dispongo a observar el paisaje desde el balcón de mi edificio, el cual me brinda un hermoso panorama de la lluvia que no dejaba de caer desde la mañana. Sostengo en mi mano derecha una copa de vino y en la izquierda mi cámara, fotografiar la lluvia se había vuelto mi pasión secreta, que nadie sabía, por algo era secreta.Dejo que el sonido me inunde por completo, me teletransporte a un mundo mejor, y así quizás ahuyente lo malos recuerdos y mis secretos guardados bajo llave desde hace mucho tiempo.El tiempo al igual que yo se ha perdido por un largo tiempo, tanto que cuando caigo en cuenta ya mi copa esta vacía y mi batería está casi agotada. No quería estar aquí, no quería estar en ninguna parte, no quería ser lo que soy, no quise ser lo que fui.Pero ahora es imposible cambiar eso.Gruño de frustración ¿Por qué todo es tan condenadamente difícil? ¿Acaso no podía vivir la vida con un manual de cómo actuar en situaciones amorosas sin caer en la desfachatez o la torpeza? Mi vida hubiera sido más sencilla si hubiera tenido ese manual.Miro el cielo que sigue llorando, y sin desearlo también me uno en su dolor,escucho unos pasos detrás de mí, cierro los ojos en un intento fallido de esperar que no me haya visto llorar, aunque se de todas formas que es un gesto en vano. Él siempre lo sabrá todo.Samuelle se acerca con paso adormilado y con la botella de vino que ha sido mi acompañante toda la velada, él ha estado durmiendo toda la noche, era su deber, debía de partir en unas horas a España, por una oferta de trabajo con una gran empresa que siempre suelo olvidar su nombre.No me culpen, tengo una terrible memoria.La parte egoísta de mi mente quiere que se quede aquí, conmigo. Pero luego está la parte buena, la parte real, la parte de la Carter amigable y social que se regocija de emoción porque uno de sus mejores amigos ha cumplido su sueño de salir del país.—Quisiera que te quedaras conmigo—Le digo mientras dejo que me abrace. Samuelle ha sido el eslabón más importante de toda mi vida, podría decir incluso que es mas parte de mí que yo misma.—Chsss—susurra contra mi cabello, en un intento de consolar mi corazón.Lo quería demasiado, eso era todo.—No te vayas—suplico en un intento patético de desbordar todas mis emociones, cuando Sammy se vaya todo caerá en picada, absolutamente todo.—Solo será por un tiempo, pequeña, te llamare todas las noches sin falta, además te enviare postales, libros y una nueva portátil. —murmura en un intento absurdo de hacerme sonreír, y para mi tonta y patética retenida; funciona.—No sé qué hare sin ti, SammySammy mi amigo, Sammy mi compañero de piso, Sammy mi diario secreto andante me abraza con más fuerza mientras un torrente mayor me llena, lloro en su camisa de pijama como una niña pequeña. Nunca había llorado por la partida de nadie, realmente siempre pensé que sería lo bastante fuerte para dejarlo ir, pero me temo que era solo estúpidas manipulaciones de mi mente que me hicieron creer ello.No podía vivir sin él.Lo necesitaba.Lo necesitaba tanto que me dolía respirar.Sammy era mi amigo, y por mucho que me doliera admitir se había convertido en parte de mí día a día.—Cariño, lloras como si nunca más me volvieras a ver—Se ríe de su comentario, y yo también me rio porque ambos sabemos que estoy actuando de una manera tan tonta.La lluvia sigue cayendo al igual que mis lágrimas necias, lloro en vano porque sé que nada en este mundo podrá detener a Samuelle Hoffwall de seguir sus sueños.—Lo siento, lo siento, en serio. Ya sabes que me pongo sentimental cuando bebo—miento de forma patética, y  se ríe de mi intento vano de desviar mis sentimientos en un terreno seguro.Porque así me puedo mantenerme a raya.—Lo sé, vamos a dentro, he hecho la cena—me suelta y toma mi brazo para guiarme a nuestro piso.Cuando entramos huele exquisito, una de las tantas cosas que extrañare de él será su comida, eso y que cuando el cocina podríamos decir que nadie termina en urgencias por intoxicación. En cambio, cuando yo cocino…pues la historia en urgencias se repite un par de incontables veces.De mi extraño derroche de sentimientos hemos pasado a una ronda de chupitos con vino en vasos de fiesta de Tinker Bell, para las 3 de la mañana Samuelle esta borracho y yo tengo toda la cara llena de mis producto de maquillaje.En pocas palabras, creo que mi amigo pasara la resaca en un vuelo de incontables horas hasta España.Me rio escandalosamente de algo que ha dicho Samuelle que mi mente no logra procesar con elocuencia, de hecho todo lo que oigo carece de sentido, incluso mi voz suena tan graciosa que no puedo parar de reír.—Debes ir a dormir—lo digo tan rápido que da risa.—¿Qué quieres pizza? —Dice él y yo suelto otra risotada.Quizás el vino a mí también me estaba afectando más de la cuenta.—No quiero pizza, dije que deberías ir a dormir—Repito lentamente, intentando sin mucho éxito poder levantarme del suelo de nuestra acogedora sala.El resultado de mi intento de levantarme con tanta elegancia es que me caigo y termino echando todo el vino en mi camisa blanca. No puedo esperar más y termino revolcándome de la risa con Sammy que esta increíblemente cerca de mi rostro.Las alarmas se disparan con demasiada intensidad en mi cerebro.Esto esta mal.El susto que me he dado hace que todo el alcohol se evapore, mi mente se aclara y me alejo todo lo que puedo del rostro ansioso de Samuel. Me levanto de golpe y huyo como cobarde hasta mi habitación, cierro la puerta con el cerrojo y sin importar que la temperatura este de muerte lenta por el frio que hace, me levanto la camisa y me lanzo hasta mi cama, caigo rendida solo con mis diminutas bragas.Cuando despierto sé que se ha ido. Lo sé porque el apartamento está en penumbras, lo sé porque no escucho el agua de café hirviendo, lo sé, porque no escucho absolutamente nada.Me levanto de un salto de mi cama, la cual ha terminado siendo un desastre de sabanas y ropa, me digo mientras camino hasta la pequeña sala de estar que debo ordenar aquel lugar, que no es justo para mi ropa pasar la mayor parte en mi cama que en su lugar en el armario.Llego dando un traspié hasta la sala, lo que genera que me caía de rodillas, estoy bastante dormida, me digo, o quizás bastante dolida por no haberme despedido de mi mejor amigo, ambas suenan a absoluta verdad en mi mente. En la pequeña mesa que esta junto al mueble que sirve de lugar de descanso encuentro un papel doblado, me acerco al pequeño objeto tallándome los ojos, estamos en vacaciones en la universidad, lo que me ha dado cierta libertad por algunas semanas de poder levantarme tarde y ser una vagabunda a tiempo completo, pero la verdad es que me he inscrito a un curso de fotografía adicional y que comienzo a trabajar el lunes de la semana siguiente.Meneo la cabeza, aún estamos a jueves, eso significa que aún tengo cuatro días destinados para mí.Pero ese no es el punto, me froto una vez más los ojos y abro el papel que yacía doblado en la mesita de estar.Siento mucho no despedirme de ti, prometo llamar cuando llegue, la verdad es que te veías hermosa durmiendo, y que voy llegando tarde a mi vuelo.Cuídate, Carter Con amor, Sam.Pd: He dejado un regalo para ti, revisa en mi antigua habitación.Cierro los ojos en un intento absurdo por no llorar, la Carter antigua hubiese llorado a mares, pero me niego a caer en ella.No me permito llorar.No me doy cuenta de mi casi desnudez hasta que paso a un lado del espejo que está en el pasillo que separa las habitaciones, si Samuel estuviera aquí me hubiese sentido extrañamente avergonzada y hubiese corrido hasta mi habitación para cubrir mi cuerpo, pero él ya no está y me niego a colocarme algo, ya no hay nada con lo que avergonzarse.Ya no más.Abro la puerta de su habitación y me encuentro con una grata sorpresa, mi boca se curva en una sonrisa ladina y sin desearlo la fachada de la Carter segura de sí misma se evapora como el roció de las plantas a esta hora de la mañana, me encuentro con un montón de libros, sus libros, ese montón de preciado material que Sammy no me dejaba tocar, también me encuentro con un par de camisetas suyas las cuales yo he utilizado más de una vez para andar en casa y de pijama, además me ha dejado un regalo que no había notado hasta acercarme lo suficiente a la cama en donde reposan todos esos objetos preciados, la funda de una cámara es inconfundible, me muerdo el labio en señal de nerviosismo y asombro, yo siempre he sabido que Samuel era un chico de recursos, pero nunca pensé que sus ingresos dieran para permitirse darme una cámara.Me muevo hasta agarrar una camiseta gris con el logo de Leagues of Leyends, me la coloco y esta cae hasta la mitad de mis muslos, era mi camisa favorita que el siempre usaba para que yo no pudiera agarrarla como mía.Pero me la ha dejado, después de todo.Siento la necesidad de correr hasta mi Iphone y llamarlo, pero me contengo a esta hora quizás este en pleno vuelo y me niego a poner en riesgo la seguridad de toda una tripulación por agradecerle al idiota de mi amigo.Sin embargo, salgo de aquel lugar hasta dirigirme a mi portátil, hundo el botón de encendido y mientras mi preciada portátil prende yo me decido por ir a la cocina por una buena dosis de café mañanero.Regreso un par de minutos después, dispuesta a redactar toda una carta de agradecimiento que pienso enviarlo por correo, así no pongo en riesgo a nadie en la tripulación, o a los pasajeros, aunque en mi mente suena mejor tripulación, me golpeo mentalmente.Está en un avión, Carter no en un barco.Ruedo los ojos en gesto de indiferencia, aunque sé que no está en barco me hace sentir mejor imaginarlo tomando una margarita o un Whisky observando al pacifico que en un avión que es más propenso a tener un accidente aéreo y que caiga cuan cometa hasta estrellarse en el suelo, o en el mar, o en una isla.Abro mi correo y me dedico buena parte de la mañana a escribir una fabulosa carta de agradecimiento, pues ¿de que sirve ser estudiante prodigio de periodismo si no sabes redactar bien los sentimientos en el artículo en que trabajas? Sinceramente, no sirve de nada, así que me dispongo a escribir palabra por palabra cargada de un gran peso emocional.Cuando me doy cuenta ya son más de las once de la mañana y mi estómago ruge en protesta, lo único que he comido —y si se puede decir que es comida— fue la taza de café que me tome hace unas horas.Me levanto lentamente, agarrotada de estar en la misma posición por tantas horas consecutivas, y me dirijo a cocinar algo rápido, quizás un par de tostadas con huevo, o una ensalada con manzana, o quizás sea mejor que llame y pida una pizza de maíz.Al final opto por la pizza y un refresco light, después de todo hay que cuidar la figura ¿no? Me rio por aquel comentario me parece absurdo, y también porque si estuviera Aria conmigo se burlaría de tal pensamiento.La lucidez vuelve a mí antes de que me haya acabado la segunda porción de pizza, me levanto de un salto hasta encontrar mi celular que lo había dejado en alguna parte de la cocina, marco el número de mi amiga y al segundo timbrazo una voz emocionada me contesta.—¡Cat! Hola—Saluda una muy emocionada Aria, me rio ante la emoción de mi amiga.—¿Te apetece comer pizza y aumentar unas calorías con chocolate y papas fritas?—Sugiero mientras vuelto a mi lugar en el suelo, en donde me acompañan una caja gigante pizza y un vaso de Coca cola.—Sin duda, estoy allí en menos de diez minutos, cariño—Y cuelga, así sin más, una de las cosas que he aprendido de mi mejor amiga y compañera de clases es que esa chica es un rayo cuando le mencionan comida y papas fritas.Cojo una nueva porción de pizza y me dedico a navegar por las redes sociales unos minutos, hasta que suena el timbre y me doy cuenta que apenas han pasado exactamente, diez minutos.Esa chica es bastante rápida cuando se lo propone, y me doy cuenta de que yo también seria asi si me llamara por algo de entretenimiento y comida gratis.Me rio y camino hasta llegar a la puerta, cuando abro me llena de emoción en encontrar a una chica de cabellos castaños y ojos verdosos que me miran con gracia ante mi vestimenta que, no me había esforzado mucho por mejorar, porque aún seguía con la camisa de Sammy.Nos miramos por un par de segundos  antes de que caiga en cuenta una avalancha de un metro con setenta y cinco se lanza sobre mí para abrazarme.
Y yo me dejo absorber por aquella avalancha.Bueno, bueno, hasta el primer capitulo, espero les haya gustado.Le he cambiando el nombre de la novela por "La piel del seductor", espero no les importe, el anterior no me gustaba en absoluto.Gracias por leerme.