JAMES BLACK
-¡Ponme otra!-gritó al camarero, un hombre mayor que intentaba ligar a la otra punta de la barra con una de las prostitutas del local. James Black buscaba consuelo en el fondo de un vaso de Whisky vacío. Cada vez estaba más convencido de que no encontraría lo que buscaba en ese antro, y mucho menos emborrachándose hasta perder la conciencia. Pero el olor a mujer y el alcohol, ayudaban bastante a olvidar el mal trago que supuso ver como todas aquellas personas desaparecían engullidos por la nube que generó la explosión del cohete. El cohete que aquel malnacido soldado del Notocar disparó contra el grupo. << ¡Espero que ese hijo de puta muriera también en la explosión!>>, se repetía una y otra vez refiriéndose al soldado.Un grupo de personas incluyéndole a él y tres niños que a la postre, serían los niños que tanto interés tenían en encontrar Jacq y el necrófago quedaron aislados en aquel oscuro túnel. La explosión hizo que un aluvión de escombros bloqueara el acceso, por lo que les fue imposible buscar más supervivientes. Solo les quedó cruzar los dedos para no tener que vérselas con ninguna criatura e intentar salir por el otro lado del túnel.James Black lideró la expedición de regreso a la superficie, pero la suerte no estaba de su lado ese día. Dos moradores de las cloacas les atacaron por sorpresa, la escasa munición y los palos que muchos de los supervivientes llevaban por armas no fueron suficientes para repeler la amenaza. Las abominaciones hicieron presa a un pobre desgraciado que por mucho que el resto de humanos intentaran ayudarle golpeando a las bestias, no pudo escapar de sus garras. James Black nunca olvidaría el sonido de la piel desgarrándose y los gritos de aquel hombre a manos de los moradores mientras el resto de supervivientes corrían sin mirar atrás.-¿Aun no has bebido suficiente forastero?-preguntó el camarero con el ceño fruncido.-¡Tengo mucho que olvidar!Una vez en la superficie y gracias a la buena orientación de Perfecto, uno de tantos habitantes de Mostonia que había sido víctima de las capturas de la banda de los Trajes Grises, encontraron una senda segura evitando cualquier posible amenaza. Aquel hombre, un mercader en decadencia a causa de las drogas, conocía la zona como si fuera la palma de su mano. Por las historias que contaban los supervivientes, aquel pueblo había sufrido el azote de la codicia de la banda de los Trajes Grises. Todos ellos eran habitantes de este pueblo levantado de la nada, que por desgracia estaba demasiado cercano a la prisión donde los malnacidos integrantes de la banda habían decidido asentar su base.-¡Mientras pagues no tengo nada que objetar!-dijo el camarero mientras rellenaba el vaso. James había perdido la cuenta, ya no sabía cuántos vasos había tomado aquella solitaria noche, en aquel antro de mala muerte. Tampoco sabía cuántas meretrices habían intentado seducirle para cobrarle por echar un polvo, aunque ninguna lo había conseguido. Aquella noche no se sentía atraído por ninguna mujer.-¡Menos mal que te encuentro!-dijo Gala Macarra a sus espaldas, al principio pensaba que era otra de las prostitutas, pero rápidamente reconoció su voz-¡Pensé que te habías marchado del pueblo!-¿Y a donde voy a ir?-dijo con tristeza-¡No tengo dinero, no tengo amigos, no tengo casa donde cobijarme!-dio un largo trago al Whisky-¡Que cojones hago yo en este puto mundo!-¡Todos tenemos alguna función en este mundo!-Gala lo miró con cara de sentir lástima-¡Gracias a ti los pequeños volvieron sanos y salvos!-¡Pero murió mucha gente en aquella encrucijada!-No te tortures de esa manera. No fuiste tú quien apretó el gatillo, no tuviste nada que ver con la muerte de aquellas personas, y tampoco fuiste quien los hizo presos- las palabras de Gala aliviaron su pesar.Al llegar a Mostonia la alegría inundó las calles de aquel decadente poblado, abrazos, besos, lágrimas de felicidad para los que volvieron a su hogar y para sus familiares, excepto para los tres niños. Después de tanto tiempo alejados de los brazos de su madre, estaban como locos por volver a ver a Rose, pero los cálidos abrazos como solo una madre sabe darlos nunca llegaron. Se quedaron horas y horas delante de la pensión, acompañados por James esperando a una madre que nunca llegó. Gala se enteró tarde de la noticia al estar en su puesto del mercado, en cuanto se hizo sabedora cerró la tienda de inmediato y fue en busca de los pequeños. A partir de ese momento Gala se hizo cargo de ellos, con la esperanza de que Rose volviera pronto, pero habían pasado varios días y nadie parecía saber nada de su desaparición.-¿Cómo te han dejado entrar aquí?-preguntó James extrañado. En la puerta había un cartel en el cual se especificaba que solo estaba permitido el acceso a mujeres que trabajaran en aquel local, las palabras exactas eran "Solo pueden entrar las putas". Que el supiera Gala no trabajaba como prostituta por lo que su presencia en aquel antro no le cuadraba.-No lo sabe casi nadie, pero el dueño es mi hermano-respondió Gala con voz bajita-Aunque no sea una furcia yo si puedo entrar.-¿Y porque me buscabas?-Los mercaderes ambulantes andan diciendo que el Notocar ha sido reducido a cenizas, pensé que te alegraría saberlo.La noche mejoraba por momentos, las palabras de Gala le hicieron ver que aun existía la justicia en el mundo y avivaba esperanzas de que sus compañeros Jacq y Hueter, después de todo sobrevivieran y fueran los causantes de impartir tal correccional.-¿No se ha sabido quien fue?-preguntó con intriga.-¡No!-Gala se encogió de hombros-¡Tampoco de las personas que estaban presas!-¡Ya entiendo!-James sabía que Gala no le buscaba solo para darle la buena noticia-¡Lo que queréis es que vaya allí en busca de Rose! ¿No es así?Gala asintió con la cabeza. Levantó la mano y pidió otras dos copas de Whisky a su hermano. James Black sin darse cuenta, había agotado hasta el último sorbo de su copa.-¡La última y os dais el piro que me espantáis a la clientela!-protestó el camarero mientras servía las copas en dos vasos limpios.-¡Descuida, que ya nos vamos!-dijo Gala dejando caer un montón de chapas sobre la barra, suficientes para pagar el gasto en Whisky de James-Nuestro pueblo necesita guerreros como tú, echa un vistazo y corrobora la información de los mercaderes. A cambio, construiremos una bonita choza para que puedas formar parte de nuestra pequeña comunidad.Una casa, aquello era el regalo más bonito que le podrían haber hecho después de que Jacq le regalara la libertad. -¡Trato hecho!-era la primera vez en toda la noche que James Black sonreía.De repente un ensordecedor grito seguido de múltiples disparos interrumpió aquel agradable momento.-¿Que cojones ha sido eso?-protestó el camarero.-¡Ha venido de fuera!-gritó Gala. Aquello alertó a todos los presentes en el prostíbulo, sacaron sus respectivas armas y salieron a las afueras para ver que había pasado.
Solo las prostitutas quedaron adentro, James miraba con preocupación cuanto le rodeaba, al ir desarmado se sentía como si fuera desnudo. Todo estaba demasiado tranquilo, hasta que un hombre vestido con una extraña servoarmadura blanca, apareció en una esquina de la calle principal del pueblo.