Revista Talentos
caracol(a)
Publicado el 11 mayo 2012 por AneDios mío, dame paciencia... Pero dámela ¡YA! (Les Luthiers)
He decidido convertirme en caracol.
No puede ser ver tan deprisa las entradas de los blog, apenas olfatear el aire que tienen y hacer un click rápido en el “me gusta” sin haberme parado a pensar que vale que puede que sea resultón y hasta espiritual o políticamente correcto pero que más allá de eso es una solemne tontería inaplicable o incluso falsa o que no estoy de acuerdo de momento. O sí... sin apreciar tampoco el esfuerzo que alguien hizo de pensarlo, escribirlo y maquetarlo.
He decidido escuchar completamente un argumento, una experiencia o incluso una y mil quejas si fuera necesario y darme un minuto lento para pensar y responder. O no hacerlo y dejar las palabras suspendidas en el aire por toda la eternidad.
Y hablando de eternidad, he decidido que es mi casa y que la voy a llevar a cuestas y como todo lo puede la voluntad soberana porque para eso la voluntad es soberana...
He decidido ser lenta, yo precisamente (qué cosas!), que tengo a mercurio por dios regente, el más rápido de cuantos haya por el universo conocido, tanto que dicen que una vuelta de mercurio al sol (o sea un año) es más rápida que una vuelta sobre sí mismo (o sea un día). Curioso.
Y ya puestos a divagar, me doy cuenta de esta cosa maravillosa y contradictoria (porque le he dedicado su tiempecito a darle vueltas -ventajas de estar convirtiéndome en caracol-) que es que los mercurianos (dicen) seamos rapidísimos en todo: en llevar y traer, en ir y venir, en descubrir lo que no cuadra, en inventar soluciones y tener ideas a millones y sin embargo seamos los más lentos en evolucionar. Tal vez sea por eso que tardamos tanto en completar una vuelta alrededor de nosotros mismos que viene a ser tanto como decir: desarrollarnos y cuajar en actos... o algo así.
Me he ido por las ramas, cosa que nos encanta a los caracoles (sobre todo si además somos caracolas) igual que nos encanta sacar los cuernos al sol y regodearnos en el aparentemente estúpido hecho de recibirlo sin más nada que recibirlo que para eso alumbra y calienta.
He decidido tener pocas cosas que hacer y para eso también me he puesto a pensar con calma de cuáles puedo prescindir sin llamar la atención excesivamente que tampoco es cosa de ser la rara del barrio. Pongamos por ejemplo el cálculo de beneficios de los intereses de mis múltiples cuentas en los diferentes bancos por si acaso el corralito y el estudio de las ofertas y productos de todos ellos... una carrera, hace falta tener una carrera de economista...! o la ropa que tengo que cambiar todos los días porque no se me puede ver siempre con el mismo atuendo, o todas las películas que hay que ver... no sé, últimamente la multiplicidad se me está haciendo excesiva y excesivamente rápida. Así que........ caracol(a)