CARAVAN
"IN THE LAND OF GREY AND PINK"
Edición original en vinilo: abril 1971
Nunca sería igual el matiz sonoro de la futura escena progresiva inglesa desde que allá por 1967, navegando entre el furioso oleaje de la psicodelia y el Swinging London, una oscura corbeta con bandera de Canterbury y apodada The Wilde Flowers se partió en dos para dar origen a dos acorazados de calado majestuoso: Caravan y Soft Machine.
Llamados a trazar un rumbo vanguardista en ese nicho mitad jazzístico y mitad rockero definido por una lírica abstrusa y tan caprichosa como delirante, estos dos colosos nunca se caracterizaron por llenar estadios ni vender millones de discos. Sin embargo, su huella sobre el cristal progresivo ha quedado tallada con punta de diamante.
Sus álbumes debut todavían se balanceaban entre el rock y el pop psicodélico. Los discos siguientes comenzaban a profundizar una veta propia. Y la tercera entrega -"Third" para Soft Machine y el álbum que nos ocupa para Caravan- ya se despegaba a gran distancia, por cuanto no son pocos los que sitúan a ambos discos, que ya desafiaban al mercado consumidor con sus suites de 20 minutos, al tope del talento creativo de sus autores.
Caravan, sin embargo, nunca se apartaría de ese toque pop que invariablemente estuvo presente en su música. Y por cierto "In the Land of Grey and Pink" no es la excepción. Porque es un disco que aún alterna estructuradas melodías simplistas con feroz improvisación; dulces tonos en flautas y saxos con ese ululante órgano fuzz, patente exclusiva del grupo, de su instrumentista (Dave Sinclair) y de buena parte del sonido canterburiano.
Es así como sólidamente integrados en su banda familiar, los primos Sinclair (Dave en teclados y Richard en bajo y voz líder), los hermanos Hastings (Pye en guitarra y voz, y Jimmy en vientos) y el baterista Richard Coughlan acogían en este disco la modalidad mixta de cuatro temas cantados en una cara y una suite dividida en 8 partes en la otra, con escasa poesía y vigoroso ímpetu instrumental.
Sin duda, el público (me incluyo) quedó enganchado desde el vamos con esta suite, "Nine feet underground", obra maestra de Dave Sinclair cuya energía envolvente no se diluye a lo largo de sus casi 23 minutos de duración. La pieza completa gira en torno a pocos riffs principalmente sostenidos por el fuzzy Hammond de Sinclair, lo que da precisamente la idea de una colosal improvisación que el grupo recrea y lleva adelante con singular pericia. Las escasas partes cantadas se reparten por igual entre Pye Hastings y Richard Sinclair, aunque no hay que escuchar demasiado para apreciar que es este último el dueño de la verdadera impronta vocal del grupo y de uno de los tonos más dulces y 100% británicos del rock.
La colección de piezas del lado 1 se lleva las palmas con "Winter wine", un exquisito corte de Richard Sinclair embebido en la misma atmósfera de la suite, que se combina con melodías pop/folk de gran estilo. Algo que Caravan siempre supo cómo manejar a la perfección.
El formato CD incluye 5 bonus tracks que, como suele suceder, son versiones de descarte que la era digital no se resiste a pasar por alto. Bien hecho en este caso, sobre todo porque nos regala dos nuevos cortes inéditos, "Frozen rose", o bien "I don’t know its name", y "Aristocracy".
Y para los que siempre nos preguntamos cómo serían estos curiosos e ignotos popes canterburianos sobre un escenario, hoy YouTube nos brinda la posibilidad que en su época no teníamos. Es increíble comprobar en este video, seguramente de no más de 10 años de antigüedad, que la voz de Richard Sinclair no ha cambiado desde los '60!
"In the Land of Grey and Pink" es el último disco del lineamiento original, antes de que Dave Sinclair partiera con su teclado elegante para engalanar el sonido de otro monstruo del mapa de Canterbury: el Matching Mole de Robert Wyatt.
Hace casi 30 años que adquirí el vinilo importado y desde entonces ha formado parte de mi discografía selecta. Porque fundamentalmente se trata de un álbum del que, más allá de la dicromía que propone la portada retratando esa mágica tierra del gris y rosa, emerge una completa y magnífica paleta de colores.