Revista Literatura
Cárdenas
Publicado el 19 octubre 2011 por Gildelopez
La pregunta era parte de un chiste: "¿Cómo se dice Lula en nahuatl?" ¡Cuauhtémoc! La broma incluía otras equivalencias de ese jaez que relacionaban a Chavez, Berlusconi y Hitler con políticos mexicanos. No vienen ahora al caso. Lo interesante es la certeza de la comparación entre el político michoacano y el brasileño. Sus orígenes ideológicos son similares. Ambos han enfrentado vientos desfavorables en varias campañas presidenciales. Los dos han aprendido de esa experiencia y con cada derrota electoral han madurado en sus posiciones políticas, sin demérito de sus ideales. La estatura moral de los grandes hombres se acrecenta cuando se levantan luego de caer. Al ingeniero, sin embargo, sus seguidores le regatearon el apoyo en el momento decisivo, algo que al carioca nunca le faltó. Hagamos memoria: a fines de los ochentas, el prestigio político de Cárdenas era alto, luego de un buen desempeño en el gobierno de Michoacán. Empezó entonces un movimiento para abrir los procesos internos del partido en que había militado toda su carrera política, el partido de su padre, el partido que había dado cauce a las luchas y postulados de la Revolución Mexicana. Con los años, sin embargo, se habían ido cerrando espacios, reduciendo la movilidad, la capilaridad político-social que había sido fundamental en el prolongado éxito del partido. Cárdenas vió claramente la necesidad de una renovación interna del partido para seguir siendo la fuerza política al frente del país.En ese sentido enderezó sus esfuerzos, encontrando resistencias, inercias que llevaron al movimiento a la ruptura definitiva con el partido. Muchos fueron los que lo siguieron, pero también fuimos muchos quienes a pesar de nuestra admiraciôn por su figura decidimos permanecer dentro, sin por ello dejar de admirarlo. Sin entrar en detalles de aquel proceso electoral (ya se ha hablado mucho de él y no lo analizaremos aquí) pudiéramos decir que los votos de los no-disidentes fueron el contrapeso mínimo que inclinó la balanza en contra de Cárdenas. De esa primer derrota se levantó, no obstante: la experiencia y un capital político acrecentado le ayudaron a alzarse con la victoria en otra entidad, nada menos que la más importante del país. Vendría otra elección presidencial, una que estuvo rodeada de circunstancias extraordinarias, en las que lo enocional tuvo un peso definitivo en el resultado llevando al ingeniero a otra derrota. Lllegó después el momento de la ignominia, del "voto útil" que acumuló sufragios para una ideología que hasta entonces no creíamos que existiera: el populismo de derecha. Ésta puñalada a nuestra historia demostró además que muchos de los seguidores de Cárdenas no lo eran por convicción, sólo eran oportunistas coyunturales que abandonaron el barco a las primeras aguas, nadando presurosos a otra nave que los llevaría a puerto, no importando que esa nave fuera pilotada por los enemigos históricos de todo lo que decían creer. Voto útil... ¿y la congruencia? ¿y la dignidad? Mmh... Los traspiés, las caídas, como ya dije, agrandan aún más a los grandes. Esos choques con la realidad hacen de quien fue un buen político un estadista digno de ese nombre. Aquí se separan las correspondencias Da Silva/Cárdenas: los brasileños supieron escoger; los mexicanos, fieles a nuestra tradición, nos dedicamos a canibalizar a la figura que había logrado abrir una brecha por la que transita el cambio democrático: la lucha, el sacrificio de Cárdenas forzaron poco a poco los cambios en el PRI que él proponía; hay mucho por hacer, pero mi partido es ahora más democrático que hace un cuarto de siglo, cuando el ingeniero emprendió su cruzada. Los institutos electorales organizan ahora elecciones más creíbles, gracias también a los esfuerzos de Cárdenas, cuyo lugar en la historia de México ya es definitivo. Vivimos ahora un momento decisivo; pensemos: ¿a quién endosará la posteridad la culpa del actual fiasco político? ¿a quienes sin dejar de admirarlo y respetarlo no lo seguimos? ¿a quienes sin creer en él lo apoyaron sólo mientras podían obtener privilegios para sí mismos? Tal vez a nadie en especial, tal vez seamos recordados como un "todo" responsable: una generación que tuvo entre sus filas al hombre adecuado en el momento adecuado y... conspiró para destruirlo. Con todo respeto,pero no hay otra palabra: seremos recordados como una generación pendeja. O tal vez no. Aún estamos a tiempo. Me duele que sea un proceso en el que no podemos influir; ojalá que quienes si pueden actúen con responsabilidad y corrijan el rumbo. Es nuestra última oportunidad. A menos de un año de las elecciones, casi estamos seguros de cuales seran sus actores principales. En lo personal, yo ya tengo bien clara mi preferencia y el sentido de mi voto. No cambiará de aquí a junio. Salvo que se presente una circunstancia: el nombre de Cárdenas en las boletas.Published with Blogger-droid v1.7.4