Cariño mío (3)

Anunciaron en el telediario una tormenta de girasoles, y debe ser la que llevo pegada en las suelas de los tacones iluminando el día, que hasta el corazón está fluorescente.

Y es que cuando estoy contigo, cariño mío, ¿qué será que hasta a las truchas les da por bailar tango, y se me desboca el pecho taconeando latidos? Escucha, mi alma, es un tic tac, tic tac... tacatac.

Ayer hablando con las mentiras me dijeron que estás hecho de verdades, que en los puños de tu camisa los gemelos se guiñan un ojo, que mira que me cuesta decírtelo pero que de tu boca sólo salen perlas engarzadas diciendo maravillas, que los ríos se desbocan por el canalillo de mi pecho y veo a las margaritas desabrochándose los botones. Ay que sí, que es Primavera, cariño mío, y que con tu voz, se funden todos los vinilos. Que recordar los recuerdos así, apretaditos, nos remueve la sangre sin necesidad de adobos, aunque con un poco más de pimientito tampoco quedaría mal uno de los mil besos que revolotean por el aire y te voy dando.

Que ayer te compré una aurora boreal en el mercadillo, y un Fatamorgana en Sicilia que hasta hizo danzar a los espaguetis hasta a la rabiata, si es que hasta la Macarena para de llorar cuando me sonríes. Que eres la alegría de mi huerta, mi sal en la tequila, y la aceitunita en el Martini.

Y es que es tenerte y dejar al sueño para otro día, porque al calendario hasta le faltan días en febrero cuando estoy contigo.

Suéltame la melena otra vez, y dime eso tan bonito al oído que hasta los hielitos del frigo se andan derritiendo.

¿Te había dicho que te quiero? Pues nada, que ahora mismo te lo digo, acércame el oído.

Y espérame ahí, quietecito, que ya voy soltando raíces para volar contigo, que vamos a provocar hoy hasta otra Guerra en las Galaxias.