Cariño, sabes que nunca he sabido querer

Cariño sabes que nunca he sabido querer, soy más de volar, de volverme loca, de sentirte cerca, pero lejos si implica complicarse la vida con cosas simples.
No puedo viajar hasta ti sin saber que estás disfrutando aquí y ahora, que no estás con esa ansiedad del después, con ese vivir sin vivir, no puedo quizá porque soy el caos que gira al contrario de la órbita terrestre y quiere bañar de literatura cada momento perdido, quiero sentir cada momento como el último sin que llegue el día en que me digan que me quedan seis meses de vida y empiece a disfrutar cada día como nunca y sentir que solo he vivido en ese tiempo y que antes, contemplaba la felicidad de otras personas en vez de centrarme en todo aquello que me hacía feliz a ratos.
Siento decepcionarte si te digo que mi felicidad no lleva una hipoteca, un bebé y una casa con asistenta, siento decepcionarte si te digo que no tengo un futuro planeado ni una escala para saber qué voy a hacer cada año de mi vida.
Lo siento porque pierdes el tiempo conmigo, pierdes el tiempo con alguien que en ese tipo de conversación dirá la peor frase esperada mientras el resto toman una copa de vino y ella una estrella por la botella y le preguntarás: "Cariño, ¿Podemos hablar? " Te contestará que no hace falta, que te quedes tú y se irá  al bar a tomarse otra y a fumarse un cigarro y si la noche se lo permite: escribir hasta el amanecer y así olvidar lo banal de la sociedad.