Revista Talentos

Carnaval, carnaval... Carnaval, te quiero.

Publicado el 24 febrero 2014 por Elmonodeharlow @elMonoDeHarlow
Esta semana termina Febrero. Con él, terminan otras cosas. El frío polar (aunque este año no nos podemos quejar) o las escasas horas de luz del día son algunos ejemplos. Por otro lado da la bienvenida al mes de marzo y a su primavera mediante una celebración anual: el carnaval. Yo que he crecido ajena a esta festividad caminaba ignorante el viernes noche por Múnich con mi pareja y me sorprendió mucho ver a dos personas en la entrada de un restaurante, fumando. "¿Pero tú has visto cómo va esa mujer, con el frío que hace?" "Creo que va disfrazada. Y el marido va de chulo..." "¿Hay una fiesta de disfraces o algo así?" "No, me parece que esta semana empieza carnaval". Y es entonces cuando me doy cuenta de que efectivamente, somos los únicos paseantes disfrazados de nosotros mismos.
Sí, es carnaval. Mucha gente lo vive, lo disfruta, lo sufre, lo siente. Y yo lo observo. Me disfrazo con muchísimo gusto, de hecho el día de mi cumpleaños va a coincidir con el domingo antes de carnaval así que me imagino que ambas razones van a ser un cocktail peligrosamente potente de celebración.
Por todo el ambiente festivo que rodea mi rutina esta semana, quiero dedicarle un espacio pequeño y acogedor en el blog a esta fiesta pomposa y poco discreta. Pero desde el punto de vista psicológico claro (en este caso de la psicología social). No vamos a perder el norte.
Carnaval, carnaval... Carnaval, te quiero.Múnich no es precisamente una ciudad en la que el carnaval se celebre con especial devoción como pueda ser Colonia, Cádiz, Venecia,Tenerife o Río de Janeiro. Es sin embargo una oportunidad que muchos utilizan a pesar de no vivir en la ciudad idónea, para dar rienda suelta a sus represiones, como diría Freud. Así podemos ver como algunas personas desplegan su enorme sentido del humor y lo comunican a través de disfraces irónicos, graciosos, extrovertidos. Otros aprovechan para llamar la atención eligiendo disfraces exuberantes, extravagantes, muy llamativos. Y otros transmiten su hostilidad a través de disfraces agresivos, impactantes. La gama de personajes y objetos a imitar es extraordinariamente variada. Alguna hay por ahí que también aprovecha la ocasión para expresar sus represiones más íntimas en forma de destape.
En carnaval, todo vale.
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