Hace muchos años, quizá catorce años, nofler vivia en una casita de cuento que era la antigua escuela de un pueblo costero, una casita preciosa de piedra con influencia francesa e inglesa, ventanas en arco, contras de madera, portalón importante de dos ojas con cristales y tallada la madera. Una alfombra de pétalos de camelias hacían un pasillo que te llevaban a una fuente donde los vecinos se refrescaban en verano, una entrada majestuosa digna de cualquier palacete frances, era igual que una casa de cuento.
Cuando la compramos estaba en ruinas y nosostros la resturamos lo mejor que pudimos, eso sí respetando los elementos antiguos y el encanto de otra época.
El tiempo que vivimos allí fuimos plenamente felices, salvo una semana de infierno.....
Que me dió un achuchón en el corazón, ya que sin darme cuenta me estaba echando encima demasiado peso en la vida, aunque era joven , había pasado de una vida en la ciudad, donde no hacer nada es la rutina diaria a ser responsable de una casa y su jardín, además de trabajar fuera de casa, montar a caballo y hacer las labores típicas del hogar tenía que cuidar a mis animales...aquí fué donde no pudo mi cuerpo con todo....
Por aquel entonces teníamos dos yeguas, mi amada yegua, que fué la mitad de mi alma y la yegua de mi marido, se las habíamos comprado a un Tratante de Caballos, un hombre listo que se las sabía todas las artes de envolverte en sus redes, para cerrar un trato había que tener una botella de vino y tomar más de un chato sino no había buen trato, vino con galletas maría .....curioso verdad???.
Las yeguas resultó que estaban preñadas pero nosotros no lo sabíamos, así que al cabo de diez meses aparecieron dos preciosos potros en nuestra casa. ¿os lo podeís imaginar? derepente me ví con cuatro caballos en mi casa, yo una niña mona de ciudad que nunca había limpiado cuadras ni otras tareas brutas de campo...
Pero no sucedió sólo eso...mi perra MOTA, una mastina blanca preciosa tuvo una camada de cachorritos preciosos pero demasiados....TUVO DOCE CACHORROS!!!! ¿os podeis imaginar el trabajo que puede dar cuidar cuatro caballos , catorce perros , una casa de campo, una familia y un gato?
Todo esto me llevó directamente a la cama, no me pude levantar la presión psicológica me dejó tirada, con un fuerte dolor en el pecho, pero nofler, luchadora por naturaleza, se levantó reunió las pocas fuerzas que tenía y puso fin a esta historia maravillosa de vida pero excesiva en esfuerzo para una sóla persona, ya que mi marido trabajaba todo el día y no podía ayudarme.
Así que me puse manos a la obra , los cachorros los metimos en una cesta y los lleve a una feria con la foto de su preciosa madre, los vendimos todos muy baratos y nos fuimos a celebrarlo toman un pulpo con cachelos bañado con un poco vino y volvimos a casa encantados de que todos nuestros cachorros tuviesen un hogar para el resto de sus vidas.
LLegamos a casa , sabía que tenía que vender esos potros preciosos que me encantaba tenerlos pero que al final era un trabajo excesivo y no podía con él , por qué al trabajar fuera de casa , no podía atenderlo todo , además ser madre, era demasiado, así que con dolor de corazón no tuve más remedio que despedirme de ellos y venderlos.
La venta fué complicada, primero llamé al tratante de caballos , el que nos había vendido las yeguas, pero no hubo trato, ya que el no me daba apenas nada por los potros, así que tuve que buscar a otro tratante para ver que me ofrecía, además la idea para la cuál quería comprarme los potros me pesaba en la conciencia, los quería para carne, los potros los vendían para carne....terrible mis pobres potros.....
Así que fuí a buscar mejor postor, como no , lo encontré y se los vendí , pensando que era una negociante impresionante cuyo objetivo siempre lo consigue, pero el mundo se me vino abajo cuando ya los había vendido y me dijeron que también él los vendió para carne....
Nunca supe si realmente fué así o mis amigos me tomaron el pelo, pero cada vez que recuerdo a mí potro ....me entristezco, no podía haber hecho otra cosa y espero que él siga vivo y feliz, que no lo hayan llevado a un matadero, parace que fué ayer cuanto cada vez que llegaba nofler a casa y la veía ...iba corriendo hacía ella, galopando a todo lo que daba, frenaba en seco y se le subía de alegría como si fuese un perrito fiel ....
A veces en la vida hay que hacer cosas que no gustan y que duelen eternamente, pero nofler hizo lo que tenía que haber hecho sin lugar a dudas.
La normalidad de la vida volvió a reinar en su casa, ya sólo eran ellos, la familia, las dos yeguas, los dos perros y sus vidas, una vida más llevadera que antes.
La vida a veces es dura, las decisiones muchas veces no nos gustas, pero aún así hay que tomar una decisión y seguir adelante.
Utrella!!!