a veces,
por un deseo furtivo
de acortar los pasos...
detener el neón
en el espejismo de lo ilimitado,
invocamos
el fugaz ritual que crepita incendiario,
para que cuando ya no podamos echar mano
a las riendas y a los lazos,
ni galopar el inocente carroussel de los caballos descalzos...
nos conduzcan sus reflejos
a recomenzar-nos,
pero no en el tejido fractal de los arácnidos
sino en el concéntrico bucle
de los sueños atrapados...
ophelia riu (carmina ral)